domingo, 29 de noviembre de 2009

EL BANCO DEL TIEMPO

 

Por: MaGdubell

Diciembre / 2002

"De todas las pérdidas, la peor sin duda

es la del tiempo, ya que este es irreparable".

Pelayo Aznari.

 

Esta es una historia interesante que lo induce a uno a meditar seriamente acerca del aprovechamiento del tiempo.

 

Imagínese que existe un banco, que cada mañana abona en tu cuenta la cantidad de $86,400.00.  Ese extraño banco, al mismo tiempo, no arrastra tu saldo de un día para otro, sino que cada noche borra de tu cuenta el saldo que no has gastado.  ¿Qué harías?...imagino que retirar todos los días la cantidad que no has gastado, ¿no?.  Pues bien, cada uno de nosotros tenemos ese banco, ......su nombre es TIEMPO. 

 

Cada mañana, ese banco abona en tu cuenta personal 86,400 segundos.  Cada noche ese banco borra de tu cuenta y da como perdida cualquier cantidad de ese saldo que no hayas invertido en algo provechoso.  Ese banco no arrastra saldos de un día a otro; no permite sobregiros.  Cada día te abre una nueva cuenta.  Cada noche elimina los saldos del día, tu eres el que pierde.  No puede dar marcha atrás.  No existen cargos a cuenta del ingreso de mañana, debes vivir el presente con el saldo de hoy.  Por tanto, un buen consejo es que debes invertir tu tiempo de tal manera que consiga lo mejor en salud, estudios, trabajo y felicidad y acercarte a Dios.

 

El reloj sigue su marcha..... Conseguir lo máximo en el día..........

 

Ø  Para entender el valor de un año, pregúntale a algún estudiante que repitió el año.......

Ø  Para entender el valor de un mes, pregúntale a una madre que alumbró a un bebé prematuro.........

Ø  Para entender el valor de una semana, pregúntale al editor de un semanario........

Ø  Para entender el valor de un día, pregúntale al agricultor que espera la lluvia......

Ø  Para entender el valor de una hora, pregúntale a los amantes que esperan para encontrarse....

Ø  Para entender el valor de un minuto, pregúntale al viajero que perdió el tren......

Ø  Para entender el valor de un segundo, pregúntale a una persona que estuvo a punto de tener un accidente.........

Ø  Para entender el valor de una milésima de segundo, pregúntale al deportista que ganó una medalla en las olimpiadas......

 

Atesora cada momento que vivas; y ese tesoro tendrá mucho más valor si lo compartes con alguien especial, lo suficientemente especial como para dedicarle tu tiempo......y recuerda que el tiempo no espera a nadie.

 

 

«La humildad es el altar sobre el cual quiere Dios que se le ofrezcan los sacrificios»
 



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Vejez: ¿decrepitud o apogeo?

 

Por: Querien Vangal


Cómo se engaña el mundo moderno cuando sólo ve en el envejecimiento una decadencia.

 

Cuando se sabe apreciar más los valores del espíritu de que los del cuerpo, envejecer es crecer en lo que el hombre tiene de más noble, que es el alma, si bien que signifique la decadencia del cuerpo, que es apenas el elemento material de la persona humana ¡Y que decadencia! Es verdad que el cuerpo pierde su belleza y vigor. Pero éste se enriquece con la transparencia de un alma que a lo largo de la vida supo desarrollarse y creer. Transparencia esta que constituye la más alta belleza de que la fisonomía humana sea capaz.

 

Santa María Eufrasia Pelletier, nació en La Vandée, Francia en 1796, fundadora de una Congregación docente femenina, falleció en 1868. Su fiesta se celebra el día 24 de abril.

 

Nada de lo que signifique hermosura le faltó en su juventud, la perfección de los trazos, la belleza de los ojos y del cutis, la distinción de su fisonomía, la nobleza de porte, la elegancia y la gracia de la juventud.

 

Agregamos: el esplendor de un alma clara, lógica, vigorosa, pura, reflejándose fuertemente en su faz.

 

Es el tipo magnífico de joven cristiana.

 

Veámosla en su ancianidad. Del encanto de los viejos tiempos, resta apenas un vago perfume. Pero otra hermosura más alta brilla en este semblante admirable. ¡La mirada ganó en profundidad, una serenidad noble e imperturbable parece preanunciar en ella algo de la nobleza trascendente y definitiva de los bienaventurados en la gloria celestial!

 

El rostro conserva el vestigio de las arduas batallas de la vida interior y apostólica de los Santos. Alcanzó algo de fuerte, de completo, de inmutable: es la madurez en el más bello sentido de la palabra. La boca es un trazo rectilíneo, fino, expresivo, que trae la nota típica de una templanza de hierro. Una gran paz, una bondad sin romanticismo ni ilusión, con algún resto de la antigua belleza, refleja aún esta fisonomía.

 

El cuerpo decayó, pero el alma creció tanto, que ya está toda en Dios, y hace pensar en la palabra de San Agustín: nuestro corazón, Señor, fue creado para Vos, y sólo está en paz, cuando reposa en Vos.

 

¿Quién osaría afirmar que, para Santa María Eufrasia, envejecer

 

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NARCOTRAFICO

NARCOTRAFICO

 

Por: Antero Duks

 

La estrategia implementada por el gobierno federal para combatir a la delincuencia organizada tiene una falla de origen: no ataca la estructura financiera de los cárteles y por ello es predecible que aumente el número de víctimas y los casos de corrupción, coincidieron expertos en materia de seguridad, tanto nacionales como extranjeros.

 

Urgieron a la administración de Felipe Calderón a iniciar el combate a los cárteles mexicanos mediante el desmantelamiento de sus estructuras financieras y aplicar la Convención de Palermo para atacarlos económica, judicial, política y socialmente.

 

Edgardo Buscaglia, profesor de Derecho y Economía del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y director del Centro Internacional de Desarrollo Legal y Económico, dijo que en México 78% de los sectores económicos del PIB están infiltrados por el narcotráfico, pero el gobierno no reporta un solo caso de desmantelamiento patrimonial de ninguno de los sectores afectados, ni por la Secretaría de Hacienda (SHCP), ni por la Secretaría de la Función Pública (SFP).   Como si fuera tan fácil hacerlo en un medio en donde todos ponen trabas y están prestos para llevarle la contra al Presidente, empezando por los medios de información, que constituyen al Primer Poder de la Nación.

 

"La Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda no tiene la capacidad para enfrentar estos temas, pero el gobierno cuenta con el Sistema de Administración Tributaria (SAT); yo le recomendaría al secretario de Seguridad Pública Federal que en vez de preocuparse por tener más helicópteros se ocupe en alimentar investigaciones para el desmantelamiento patrimonial del hampa".  Seguramente el señor Buscaglia no sabe que el SAT depende de la SHCP.

 

Para Buscaglia, el gobierno mexicano no tiene estrategia cuando bastaría implementar la Convención de Palermo adecuadamente.  Qué fácil es ver el toro desde la barrera.

 

La Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional rubricó en diciembre de 2000 en Palermo un convenio para prevenir y combatir de manera más eficaz a los cárteles. Con 147 países firmantes, entre ellos México, la Convención de Palermo consigna 41 artículos en los que establece tipos penales comunes para todas las naciones y esquemas de cooperación, entre ellos procedimientos de extradición y asistencia jurídica mutua.

 

Maureen Meyer, asociada para México de la Oficina de Latinoamérica en Washington (WOLA, por sus siglas en inglés), dijo que para la comunidad internacional es momento de repensar la estrategia instrumentada contra el narco y que resulta fallida.

 

"La lucha se ha centrado en producir detenciones y no en promover e implementar las reformas estructurales necesarias para fortalecer a las instituciones encargadas de la seguridad y la justicia en México; después de tres años de guerra, la violencia no ha disminuido y las drogas siguen fluyendo".

 

Total es que el narcotráfico sigue haciendo de las suyas y lo seguirá haciendo precisamente por que todo el país, empezando por el Gobierno, está infiltrado.  La corrupción está latente en todos los ámbitos de nuestro país, y con ella es imposible combatir cualquier cosa ilícita.

 

Yo considero que ya llegó la hora de que nuestros legisladores, con ganas de trabajar y hacerlo en serio, retomen la propuesta de varios pensantes distinguidos, en el sentido de legalizar el uso y consumo de las drogas.  Este es en tema tabú y el solo decirlo produce escalofrío, pero ya es hora de que se sacudan inhibiciones, muchas veces fingidas o hipócritas, y le entren de frente al problema.  Creo que tanta matanza y corrupción provocadas por el narcotráfico es pretexto suficiente para hacerlo.  Además, ese inconmensurable capital que se mueve alrededor de ese ahora ilícito negocio, bien podría coadyuvar al combate de tantos otros males latentes con los impuestos que generaría.

 

Pero no hay que asustarse, el consumo de las drogas se puede manejar similarmente que al de las bebidas alcohólicas y el tabaco.  Hay que recordar que en el siglo pasado, allá por los veintes, con la prohibición alcohólica en los Estados Unidos, las ciudades se convirtieron en verdaderos campos de batalla y la corrupción alcanzó límites exagerados, todo lo cual se acabó con la anulación de dicha ley.  Que va a aumentar el consumo, patrañas, el consumo del alcohol no se incrementó con la abrogación de la ley que lo prohibía.  Lo que vale y mucho, es que se acaben la matanza y la corrupción que prohíja el narcotráfico actualmente.  Bien vale la pena estudiar este asunto, pero estudiarlo a fondo y sin subterfugios.  Lo malo es que aquí en México todo lo politizan los legisladores e influyentes, y así todo lo echan a perder.  Se gastan días y días en discutir sin llegar a nada verdaderamente beneficioso para la sociedad y por ende para el país.

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El eterno cuento de la Izquierda(¿) y la Derecha(¿)

Por: Antero Duks

Octubre / 2009

 

 

En su columna "Atando cabos" del pasado 14 de septiembre, Denise califica al PRI como "un partido de derecha". Y no se refiere a su actuar político social, sino a sus votos en contra del aborto y a favor de la vida intrauterina. No sabe lo que dice.

 

Escribió que el PRI "es parte de la internacional socialista y se pretende un partido comprometido con temas progresistas y modernos" y agrega: "Nada más falso". Su queja y errónea acusación se basan en que congresistas del PRI votaron a favor de la penalización del aborto provocado y a favor de modificaciones constitucionales de los Estados de la Unión, para proteger la vida desde la concepción.

 

Volvemos siempre al mismo principio que los partidarios de la cultura de la muerte, los proabortistas como Denise, neciamente se niegan a poner sobre la mesa de discusiones en torno al aborto: Que efectivamente, sin ninguna duda científica o médica, la vida humana inicia con la concepción y así, abortar es matar.

 

Con esta certeza científica, la lucha contra el aborto no es asunto de iglesias ni de lo que llaman derecha, es asunto de derechos humanos, los cuales no tienen ni bandera ni ideología. De los derechos humanos, el primigenio, sin el cual los demás no tienen sentido, es el derecho a la vida.

Quien participa en un aborto, la embarazada y quienes la auxilien en este acto, están asesinando a un ser humano. Es por esta razón que se apoya la penalización de lo que en Derecho natural es un homicidio doloso, pues se mata a un ser humano nonato e indefenso.

 

Proteger la vida del nonato desde que es concebido es, hay que insistir, cuestión de derecho. ¿Por qué vamos a considerar que ser proabortista es ser progresista y moderno? ¿Por qué defender un inexistente y aberrante "derecho" de las mujeres a matar al hijo en su vientre es favorecer "los márgenes de control sobre su vida sexual y reproductiva", cuando nadie tiene derecho a quitar la vida a otro ser humano?

 

Proteger el control de la vida sexual y reproductiva de la mujer, correctamente interpretado, es una protección al proceso mismo de dar vida a otra persona humana, no interrumpir ese proceso y destruir así al producto de esa reproducción.

 

Frente a la verdad, sostenida por la mayoría de médicos conocedores del tema, de que la vida inicia con la concepción, modificar las leyes para proteger al ser humano nonato no es ni conservadurismo ni derechismo, es integridad moral y jurídica.

 

Favorecer la opción de interrumpir el embarazo –léase siempre abortar–, es lo verdaderamente retrógrado, es ir en contra de una lucha multicentenaria de la humanidad a favor de la vida, que ha ido prohibiendo poco a poco todos los actos, individuales o colectivos, permisivos para acabar con la vida de otras personas.

 

¿Qué diferencia hace a la víctima del aborto o de cualquier otra forma de homicidio, que haya sido producto de una violación? Si aceptáramos esta aberración, ¿qué diferencia habría con admitir que una madre, con o sin ayuda, mate a su hijo ya nacido, solamente porque es producto de violación? ¿Por qué aceptar punir el filicidio después del nacimiento y no hacerlo antes de este hecho?

 

Por último, aceptar con Maerker que si la vida de una mujer embarazada corre peligro, pueda matarse a su bebé nonato, es preferir una muerte segura por aborto a una probable muerte por continuar un embarazo. No tiene sentido.

 

 Si como dice Denise, el 72 por ciento de los votos priístas ha sido a favor de la vida, entonces podemos calificar al PRI como un partido a favor del Derecho, no como conservador o derechista como lo ve, erróneamente, esta columnista.

 

Respecto al PAN, su ciertamente muy publicitado objetivo de proteger la vida desde la concepción y castigar el aborto, no tiene origen en la votación de la Suprema Corte de Justicia en agosto de 2008, como escribe Denise. Se originó como principio aceptado desde que se concibió la idea de crear Acción Nacional. Creo que podemos deducir que ella, al menos por este supuesto análisis sobre el PRI "conservador", carece de memoria histórica, ya que no tiene noticias de la septuagenaria lucha panista a favor de la cultura de la vida.

 

 

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Milagro en Lake Tahoe


 Por: Antero Duks

 

Creen que niña secuestrada en 1991 fue encontrada viva. 

 

Una feliz noticia para una familia desazonada durante 18 años.   La policía anunció el jueves que al parecer una mujer que se presentó en una comisaría fue secuestrada en 1991 cuando tenía 11 años frente a su casa de Lake Tahoe.

 

La mujer acudió a la comisaría de Concord y dijo ser Jaycee Lee Dugard, secuestrada hace 18 años, dijo el teniente Les Lovell, de la policía de El Dorado.

 

"Estamos 99% seguros de que es ella", insistió Lovell. Agregó que se realizan análisis de ADN. No quedó en claro cuándo se presentó en la comisaría.

 

Lovell dijo que la policía de Concord realizó una investigación tras la comparecencia de la mujer, y recibió el miércoles una llamada de los investigadores que la identificaron provisionalmente como Dugard.

 

"Su familia ha sido contactada y prepara una reunión", agregó Lovell, que asignó un detective a la investigación del secuestro de 1991. "En estos momentos estamos seguros de que es ella".

 

Varios testigos contaron que un vehículo con dos personas se acercó a Dugard y la secuestró en presencia de su padrastro el 10 de junio de 1991, dijo la policía en una nota difundida el jueves.

 

La investigación ha permanecido abierta desde el secuestro.

 

Lovell dijo que han sido detenidas dos personas en relación con el caso.

 

Como es natural, ante un hecho como este, alrededor de la gran alegría que invade a los seres queridos, también ronda inmisericorde el escepticismo.  Lo que prevalece es la profunda e inconmensurable fe en Dios. 

 

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Científicos estudian zona de deshechos plásticos en el Pacífico

Por: Steve Gorman

Agosto / 2009

 

Científicos marinos de California irán esta semana al centro del Pacífico Norte para estudiar la acumulación de deshechos plásticos a lo largo de centenares de kilómetros de mar abierto, en un lugar denominado el "Gran Parche de Basura del Pacífico".

 

Un navío de investigación que transporta a un equipo de unas 30 personas, conformado por científicos, técnicos y tripulantes, se embarcó el domingo en una travesía de tres semanas desde el Instituto de Oceanografía Scripps, con sede en la Universidad de California, San Diego.

 

La expedición estudiará cuántos deshechos -constituidos principalmente por pequeños fragmentos de plástico- se están acumulando en una gran zona de mar abierto conocida como el remolino del Pacífico Norte, cómo es distribuido ese material y cómo afecta a la vida marina.

 

Debido a corrientes oceánicas circulares que giran en el sentido de las agujas del reloj, los deshechos terminan concentrados en una "zona de convergencia" de forma alargada de cientos de kilómetros de punta a punta, cerca de las islas de Hawái y a aproximadamente mitad de camino entre Japón y la costa oeste de Estados Unidos.

 

El estudio se concentrará en el plancton, otros microorganismos, peces pequeños y aves.

 

"La cuestión es qué clase de impacto están teniendo esos trozos de plástico en las pequeñas criaturas de los niveles inferiores de la cadena alimentaria oceánica", dijo el lunes Bob Knox, director interino de investigación en Scripps, después de que el barco pasara un día completo navegando.

 

El navío de 52 metros Nuevo Horizonte está equipado con un laboratorio para la investigación a bordo, pero los científicos también tomarán muestras para estudiarlas en tierra firme con más detalle.

 

Poco se sabe sobre el tamaño exacto y el alcance de la gran zona de deshechos descubierta hace algunos años por pescadores en el Pacífico Norte.

 

Los deshechos grandes, que se ven desde la cubierta de un barco, son pocos y están alejados entre ellos. La mayoría de ellos son pequeñas partículas de plástico suspendidas en la superficie marina o justo debajo de ella, lo que hace imposible detectarlas desde el aire o por medio de imágenes satelitales.

 

La zona de residuos se desplaza hasta 1.600 kilómetros de norte a sur dependiendo de las estaciones, e incluso llega más al sur durante los períodos en los que la temperatura del océano es más cálida de lo normal, según información de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés).

 

 Además de los posibles daños a la vida marina por la ingestión de trozos de plástico, la expedición del equipo analizará si estos desechos pueden transportar otras partículas contaminantes, como pesticidas.

 

Otro punto a analizar será si organismos diminutos que acompañan a los deshechos podrían ser transportados a regiones distantes y convertirse en especies invasoras.

 

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sábado, 28 de noviembre de 2009

¿Qué es la tolerancia?

Por: Antero Duks

I Parte

En materia de tolerancia, tal vez más que en cualquier otra, la confusión reina tan completamente que parece indispensable esclarecer el alcance de los términos, antes de abordar el mérito de la cuestión.
¿Qué es precisamente la tolerancia? Imagínese la situación de un hombre que tiene dos hijos, uno de principios sanos y voluntad fuerte, y otro de principios indecisos y voluntad vacilante. Aparece, de paso por el lugar en que la familia reside, un profesor que dará un curso de vacaciones extraordinariamente útil a ambos. El padre desea que sus hijos sigan el curso, pero ve que esto implicará privarlos de varios paseos a los cuales ambos están muy apegados.
Pesados los pros y contras, fija su juicio sobre el asunto: más conviene a sus hijos renunciar a algunas distracciones, por lo demás muy legítimas, que perder una ocasión rara de desarrollarse intelectualmente. Manifestada la deliberación a los interesados, la actitud de éstos es varia. El primero, después de un momento de duda, accede a la voluntad paterna. El otro se lamenta, implora, suplica a su padre que cambie su resolución; da muestras tales de irritación, que un grave movimiento de rebelión de su parte es de temer.
Ante esto, el padre mantiene su decisión con relación al hijo bueno. Pero, considerando lo que le cuesta al hijo mediocre el esfuerzo de la rutina escolar; previendo las muchas ocasiones de tensión que en la vida diaria surgen en las relaciones entre ambos, para la eventual salvaguardia de principios morales impostergables, juzga mejor no insistir. Y conveniente en que el hijo no haga el curso.
Actuando así con el hijo mediocre y tibio, el padre le dio una autorización a disgusto. Un permiso que no es de modo alguno una aprobación. Un permiso que le fue casi arrancado. Para evitar un mal (la tensión con el hijo), consintió en un bien menor (las excursiones de vacaciones), y desistió de un bien mayor (el curso). Es a este tipo de consentimiento dado sin aprobación, y aún con censura, se llama tolerancia.
Claro está que, a veces, la tolerancia es el consentimiento no sólo en un bien menor para evitar un mal, sino en un mal menor para evitar uno mayor. Sería el caso de un padre que, teniendo un hijo que contrajo varios vicios graves y puesto ante la imposibilidad de hacerlos cesar todos, forma el propósito de combatirlos sucesivamente. Así mientras procura obstar a un vicio, cierra los ojos a todos los demás. Este cerrar de ojos, que es un consentimiento dado con profundo disgusto, busca evitar un mal mayor, es decir, que la enmienda moral del hijo se torne imposible. Se trata característicamente de una actitud de tolerancia.
Como acabamos de ver, la tolerancia sólo puede ser practicada en situaciones anormales. Si no hubiese malos hijos, por ejemplo, no habría necesidad de tolerancia de parte de los padres.
Así, en una familia, cuanto más los miembros fueren forzados a practicar la tolerancia entre sí, tanto más la situación será anómala.
Siéntese mucho la realidad de lo que aquí está dicho, considerando el caso de una Orden Religiosa o de un ejército en que los jefes o superiores tengan que usar habitualmente una tolerancia sin límites con sus subordinados. Tal ejército no está apto para ganar batallas. Tal Orden no está caminando hacia las altas y rudas cimas de la perfección cristiana.
En otros términos, la tolerancia puede ser una virtud. Pero es virtud característica de las situaciones anormales, inestables, difíciles. Ella es, por así decir, la cruz de cada día del católico fervoroso, en las épocas de desolación, de decadencia espiritual y de ruina de la Civilización Cristiana.
Por esto mismo se comprende que sea tan necesaria en un siglo de catástrofe, como el nuestro. En todo momento, el católico se encuentra en nuestros días en la contingencia de tolerar algo en el tranvía, en el autobús, en la calle, en los lugares en que trabaja, en las casas que visita, en los hoteles en que veranea: encuentra en todo momento abusos que le provocan un grito interior de indignación. Grito que es a veces obligado a silenciar para evitar un mal mayor. Grito que, entretanto, en ocasiones normales sería un deber de honra y coherencia el manifestarlo.
De paso es curioso observar la contradicción en que caen los adoradores de este siglo. Por un lado, elevan enfáticamente a las nubes sus cualidades, y silencian o subestiman sus defectos. Por otro, no cesan de apostrofar a los católicos intolerantes, suplicando tolerancia, bramando por tolerancia, exigiendo tolerancia, a favor del siglo. Y no se cansan de afirmar que esa tolerancia debe ser constante, omnímoda y extrema. No se comprende cómo no perciben la contradicción en que caen: sólo hay tolerancia en la anomalía y, proclamar la necesidad de mucha tolerancia, es afirmar la existencia de mucha anomalía.
De cualquier manera, griegos y troyanos concuerdan en reconocer que la tolerancia en nuestra época es muy necesaria.
Así, es fácil percibir cuánto yerra el lenguaje corriente a respecto de la tolerancia. En efecto, habitualmente se presta a este vocablo un sentido elogioso. Cuando se dice que alguien es tolerante, esta afirmación viene acompañada de una serie de alabanzas implícitas o explícitas: alma grande, gran corazón, espíritu amplio, generoso, comprensivo, naturalmente propenso a la simpatía, a la cordura, a la benevolencia. Y, como es lógico, el calificativo de intolerante también trae consigo una secuela de censuras más o menos explícitas: espíritu estrecho, temperamento bilioso, malévolo, espontáneamente inclinado a desconfiar, a odiar, a resentirse y a vengarse.
En realidad, nada es más unilateral. Pues, si hay casos en que la tolerancia es un bien, otros hay en que es un mal. Y puede llegar a ser un crimen. Así, nadie merece encomio por el hecho de ser sistemáticamente tolerante o intolerante, si no por ser una u otra cosa de acuerdo a lo que exijan las circunstancias.
II Parte
Antes de todo, es necesario subrayar que existe una situación en la cual el católico debe ser siempre intolerante, y esta regla no admite excepciones. Es cuando se desea que, para complacer a otros, o para evitar algún mal mayor, practique algún pecado. Pues todo pecado es una ofensa a Dios. Y es absurdo pensar que en alguna situación Dios pueda ser virtuosamente ofendido.
Y esto es tan obvio, que parecería superfluo decirlo. Entre tanto, en la práctica, cuántas veces sería necesario recordar este principio. Así, por ejemplo, nadie tiene el derecho de, por tolerancia con los amigos, y con la intención de despertar su simpatía, vestirse de modo inmoral, adoptar las maneras licenciosas o livianas de las personas de vida desarreglada, ostentar ideas temerarias, sospechosas o incluso erróneas, o alardear de tener vicios que en la realidad -por la gracia de Dios- no se tienen.
Que un católico, consciente de los deberes de fidelidad que tiene en relación con la escolástica, profese otra filosofía sólo para granjearse simpatías en cierto medio, es una forma de tolerancia inadmisible. Pues peca contra la verdad quien profesa un sistema que sabe que tiene errores, a pesar de que estos no sean contra la fe.
Pero los deberes de la intolerancia, en casos como estos, van más lejos.
No basta que nos abstengamos de practicar el mal. Es incluso un deber que nunca lo aprobemos, por acción o por omisión.
Un católico que, ante del pecado o del error, toma una actitud de simpatía, peca contra la virtud de la intolerancia. Es lo que se da cuando se presencia, con una sonrisa, sin restricciones, una conversación o una escena inmoral; o cuando, en una discusión, se reconoce a otros el derecho a abrazar la opinión que quieran sobre religión. Esto no es respetar a los adversarios, sino ser conniventes con sus errores o pecados. Esto es aprobar el mal. Y esto, un católico no puede hacerlo jamás.
A veces, sin embargo, se llega a eso pensando que no hay pecado contra la intolerancia. Es lo que ocurre cuando ciertos silencios frente al error o al mal dan la idea de una aprobación tácita.
En todos estos casos, la tolerancia es un pecado, y sólo en la intolerancia consiste la virtud.
Leyendo estas afirmaciones es admisible que ciertos lectores se irriten. El instinto de sociabilidad es natural al hombre. Y este instinto nos lleva a convivir con los otros de modo armonioso y agradable.
Ahora bien, en circunstancias cada vez más numerosas, el católico está obligado, dentro de la lógica de nuestra argumentación, a repetir delante del siglo el heroico «Non Possumus» de Pío IX: No podemos imitar, no podemos concordar, no podemos callar. Enseguida se crea en torno de nosotros aquel ambiente de guerra fría o caliente con que los partidarios de los errores y modas de nuestra época persiguen con implacable intolerancia, y en nombre de la tolerancia, a todos los que osan no concordar con ellos. Una cortina de fuego, de hielo, o simplemente de celofán nos cerca y aísla. Una velada excomunión social nos mantiene al margen de los ambientes modernos. Y a esto el hombre tiene casi tanto miedo como a la muerte. O más que a la propia muerte.
No exageramos. Para tener derecho de ciudadanía en tales ambientes, hay hombres que trabajan hasta matarse con infartos y anginas cardíacas; hay señoras que ayunan como ascetas de la Tebaida, y llegan a exponer gravemente su salud. Para perder una «ciudadanía» de tal «valor», sólo por amor a los principios, ¡sería necesario realmente amar mucho a los principios!
Otra dificultad es la pereza. Estudiar un asunto, compenetrarse de él, tener enteramente a mano en cualquier oportunidad los argumentos para justificar una posición: cuánto esfuerzo… cuánta pereza. Pereza de hablar, de discutir, es claro. Sin embargo, aún más, pereza de estudiar. ¡Y sobre todo, la suprema pereza de pensar con seriedad sobre algo, de compenetrarse de algo, de identificarse con una idea, un principio! La pereza sutil, imperceptible, omnímoda, de ser serio, de pensar seriamente, de vivir con seriedad, cuanto aparta de esta intolerancia inflexible, heroica, imperturbable, que en ciertas ocasiones y en ciertos asuntos es hoy como siempre el deber del verdadero católico.
La pereza es hermana de la displicencia. Muchos preguntaran por qué tanto esfuerzo, tanta lucha, tanto sacrificio, si una golondrina no hace verano, y con nuestra actitud los otros no mejoran. ¡Extraña objeción! Como si debiésemos practicar los Mandamientos sólo para que los otros los practiquen también, y estuviésemos dispensados de hacerlo en la medida que los otros no nos imiten.
Testimoniamos delante de los hombres nuestro amor al bien, y nuestro odio al mal, para dar gloria a Dios. Y aunque el mundo entero nos reprobase, deberíamos continuar haciéndolo. El hecho de que los otros no nos acompañen, no disminuye los derechos que Dios tiene a nuestra entera obediencia.
Pero estas razones no son las únicas. Existe también el oportunismo. Estar de acuerdo con las tendencias dominantes, es algo que abre todas las puertas y facilita todas las carreras. Prestigio, confort, dinero, todo. Todo se torna más fácil y más al alcance si se concuerda con la influencia dominante.
De este modo, puede verse cuánto cuesta el deber de la intolerancia. Lo que nos da el punto de partida para el artículo siguiente, donde pretendemos tratar de los límites de la intransigencia y de los mil medios que hay para eludirla.


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