sábado, 31 de marzo de 2012

LA HORA DE LA VERDAD

A veces enfocamos las cosas desde ideologías que sustituyen la razón por la voluntad de poder.


Autor: Pablo Cabellos Llorente
Fuente: Catholic.net

No me refiero a la suerte taurina de entrar a matar, aunque todos podamos ser empitonados. Hablo de este momento del mundo con todos sus contrastes, grandezas y miserias. Vivimos en la aldea global, pero sigue siendo aldea, algo pequeño o empequeñecido por egoísmos personales o de tribu. Estamos en la era de la solidaridad, pero también de un feroz individualismo. Amamos la libertad quizás como nunca ha sido amada, pero anda empobrecida por falta de reflexión, de horizontes, de búsqueda seria de la verdad y el bien. Es tiempo de libertad religiosa, pero se mata por la causa de un dios que no es Dios, o se la persigue solapadamente, relegándola a las conciencias.
He llegado hasta aquí, para escribir que lo políticamente correcto está matando la sinceridad, la veracidad, la ética, la libertad. Mientras buena parte del mundo prescinde de Dios, se han creado otros dioses sustitutivos porque el hombre necesita algo para orientarse, aunque sea en falso. Me atrevo a poner ejemplos: no hay libertad -hasta puede ser delictivo- para disentir de la concepción de matrimonio que se introdujo en nuestro país para englobar las uniones homosexuales, que no se equipararon al matrimonio natural, sino que se desvirtuó éste para que todos cupieran por igual. Tengo entendido que sólo tres países en todo el universo contamos con tal avance.
Se dice que modificar la ley del Aborto es saltar treinta años atrás, pero siempre se me ha ocurrido que, puestos a brincar, podríamos hablar de miles de años atrás o adelante. No sé si se aborta más con la ley actual que con la anterior, pero hay que decir, claramente que lo peor no es el aborto de menores sin permiso paterno, sino la transformación de un delito -despenalizado en ciertos supuestos- en un derecho de la mujer.
Nadie entra al despropósito de la ley de género, que nos convierte de mujeres a hombres y viceversa con un sencillo trámite. Y sólo porque algunos se han empeñado en que los genitales no determinan lo que uno es, sino los roles atribuidos a uno u otro sexo. De hecho, se arma la parda porque una ministra osa utilizar la expresión violencia doméstica en lugar de hablar de violencia de género, que es lo moderno. ¿No es una falta de libertad elemental, una coacción por lo políticamente correcto? Pero, muy posiblemente, nadie cambiará esa ley, por idéntica sinrazón.
Y aquí quería llegar porque el hecho es que no hay más verdad admisible que la impuesta por ese pensamiento, detrás del que hay auténtica trilita: relativismo, es decir incapacidad para la verdad aunque luego todo el mundo tenga la suya; pensamiento débil, que viene a ser lo mismo; laicismo entendido como la expulsión de Dios de nuestras vidas, al menos externamente. ¿No se puede entender que si yo creo en Dios, necesariamente influirá en un modo de vivir -también exterior- que, por supuesto, no impongo, pero que tendría al menos el mismo derecho de difusión que la religión oficial del laicismo? Pero no es así. Y muchos cristianos, que han permitido la imposición de modelos laicistas, se han tragado la píldora de que ellos no pueden cargar a nadie con un modelo de vida. Algo que no harán, pero que tendrán derecho a pregonar por todos los medios legales. Sin sectarismo alguno, es hora de que muchos salgan de las catacumbas y vivan gozosamente su fe.
Algunos entendemos que las costumbres creadas son, en buena parte, fruto de la sociedad que tenemos, pero no podemos olvidar el valor pedagógico -o su contrario- de la ley, que tiende a confundirse con la ética, cuando ésta se halla en la esencia de las personas y cosas. No es la guinda del pastel para evitar la corrupción que aún llamamos así. La falta de ética -en todos los campos- desnaturaliza personas, pensamiento, quehaceres y cosas. Pero se ha ido diseñando una sociedad y un hombre abstractos -a la medida del pensamiento de algunos-, para obligar después, con rigidez extrema, a que el hombre real se acomode al diseño teórico, diseño que suele coincidir con lo más fácil o placentero. Así, picamos más simplemente, pero no seremos felices. Es parte de la trilita.
Todo esto se nota en la crisis económica que padecemos, fruto brutal de la codicia y la mentira, bien propiciadas por la elaboración inconsciente de un hombre peor que produce frutos peores. Y eso es violencia y raíz de toda violencia. Como ha escrito Ricardo Yepes, la violencia es ruptura del orden, entendido, no como sometimiento a una regla y autoridad extrínsecas que constriñen, sino como la relación que guardan las partes respecto a la unidad del todo. La violencia es el fruto y el imperio de la irracionalidad.
A estas alturas, alguno ya habrá pensado que todo esto es facha. Así despachamos las cuestiones que no deseamos pensar y que enfocamos sectariamente, desde ideologías que sustituyen la razón por la voluntad de poder. Y en esas estamos. Por eso es la hora de la verdad, aunque -como decía una canción italiana- la verdad nos duela.

viernes, 16 de marzo de 2012

Vivimos la cruda del priísmo

 

Por José de Jesús Castellanos

Marzo de 2012

 

Como en la más terrible borrachera, el país se intoxicó con el dominio del PRI en el país. Mantuvo el dominio del país, con sus tres nombres pero una sola realidad, desde 1929 al 2000. En muchos estados del país su dominio aún se prolonga en estos días. No contamos la llamada Revolución Mexicana que costó al país un millón de muertos y cuyo fruto más acabado fue este partido que, hoy, quiere cantar un himno a la vida. ¡Tanta sangre derramada! ¿Para qué?

El PRI ha sabido y sabe auto elogiarse. La muestra más reciente se dio en el 83 aniversario del partido. Pedro Joaquín Codwell, herencia del echeverriísmo de triste memoria, nos dio una muestra acabada de ello el pasado domingo. Ahí criticó la "pesadilla" provocada por los gobiernos del PAN. Sin embargo, las pesadillas no dejan de ser sueños.

Lo malo es la cruda realidad que arrastramos como consecuencia de los gobiernos de un partido que ofrece y amenaza con volver para reinstaurar los años del autoritarismo que se disfrazó de democracia dirigida  y que tuvo en el presidencialismo el resumen acabado de la negación de la separación de poderes y del federalismo. ¡Esa fue la riqueza de la imaginación política de aquellos años!

En esas presentaciones que circulan por correo electrónico, creativamente atribuidas a la librería Ghandi, hay una que recuerda que ellos venden libros de historia. Habría que recomendarle algunos. Pero quizá él también tenga la costumbre de no leer o le falle la memoria. Repasemos brevemente y, por lo tanto, de manera una tanto superficial los hechos del siglo pasado, para entender cómo produjeron ellos la cruda que estamos viviendo como consecuencia de ello.

México no vivió un Estado de Derecho en el Siglo XX. Se decía que teníamos maravillosas leyes, la primera constitución social del mundo y una doctrina jurídica maravillosa. En algunos casos eso fue cierto. Pero también lo fue que la Constitución y las leyes se cumplían discrecionalmente. El mundo de la arbitrariedad era el juego del poder.

Paradigma de ello fue la estatización de la banca en 1982, cuando el presidente José López Portillo "carranceó" los bancos privados. Recordemos que el verbo carrancear proviene del comportamiento del Ejército Constitucionalista de Venustiano Carranza, que saqueaban donde llegaban. Fue la primicia de la corrupción que continuó el presidente Álvaro Obregón (al cual admira Enrique Peña Nieto) y que instauró la famosa frase de que nadie podía resistir "un cañonazo de 50 mil pesos" (oro).

Y si bien la estela del bicentenario encierra un misterio inexplicable, se queda chiquita con sus antecedentes que hicieron rica a la familia revolucionaria.
La violencia que soportó al país se institucionalizó. Por un lado, durante muchos años el ejército sirvió para imponer los "triunfos del PRI", también para la famosa "guerra sucia" cuyos muertos y desaparecidos se desconoce.

Hoy el ejército ha tenido que ser llamado para suplir a una policía corrupta que tuvo en la Federal de Seguridad un ejemplo de terror y en las policías secretas y la judicial administradores del crimen, reconocido por los propios gobiernos que tuvieron que desaparecerlas, para sustituirlas por sus semejantes. El problema de "infiltración" del crimen en ellas a veces parece más problema de identidad.

En cuanto a la economía, ya circulan en la red los correos que demuestran que los dos sexenios del PAN han sido exitosos económicamente hablando, en comparación con las herencias del PRI. Y si bien en ambos casos han existido crisis económicas, pero la diferencia es que en el segundo caso, las crisis fueron creadas por malas políticas económicas, intervencionismo en la economía, subsidios absurdos, inflación, dilapidación y desperdicio de oportunidades, en el primer caso, las crisis vinieron de fuera y se pudieron enfrentar sin zozobrar ni poner al país al borde de la quiebra. Hoy se reconoce internacionalmente la forma como se manejó la economía nacional en la crisis.

En lo social el PRI administró la pobreza a pesar de haber prometido la abundancia. Desde sus orígenes revolucionarios, la política hacia el campo se diseñó para cosechar votos sin sacar al campesinado de su pobreza. Quienes emigraron a las ciudades o al extranjero fueron superando la miseria y quienes se quedaron se mantienen en la pobreza en su gran mayoría; la "economía social" de sindicatos y cooperativas sirvió para el control político y la corrupción, en beneficio de los líderes y no de los trabajadores: sindicatos ricos de trabajadores pobres (junto a empresas pobres de empresarios ricos en algunos casos).

El espacio se acaba. De democracia no necesitamos hablar, simplemente no la hubo, y cuando es incipiente, el PRI se ha encargado de impedir las reformas estructurales, con la idea de llegar al discurso de hoy y atribuir a un gobierno mediocre lo que ellos se han empeñado en impedir, con la esperanza de generar frustración y cosechar de ella. Pero todavía hay quienes tenemos memoria y no olvidamos.

Procuraremos que otros también recuerden y los jóvenes conozcan lo que la educación revolucionaria les ocultó siempre. Sólo así podremos salir de la cruda.

 

 

sábado, 3 de marzo de 2012

Un caso patético y aleccionador

 

Por: Antero Duks

 

 

El caso de una niña de 11 años embarazada, cuya madre pidió a la justicia que se le permitiera interrumpir la gestación pues era fruto de abusos sexuales, pero inesperadamente desistió de ello, ha reavivado en Argentina la polémica que rodea a la legalización del aborto.

 

Organizaciones sociales denunciaron hoy posibles presiones a la familia de la nena embarazada de tres meses, luego de que la madre se presentara inesperadamente este jueves en los tribunales de la provincia argentina de Entre Ríos para desistir del pedido para que la justicia habilite el aborto.

 

Estela Díaz, representante de la Campaña Nacional por el Aborto Seguro y Gratuito, integrado por varias entidades, indicó a la prensa que "los abogados (de las ONG) están investigando el tema para tomar acciones ante las presiones que pudo sufrir la familia".

 

La madre de la niña, que cambió de parecer luego de mantener una audiencia con el juez del caso, Raúl Tomaselli, "fue intimidada, presionada, manipulada para que retire el pedido de la interrupción del embarazo", indicó a su vez un comunicado de la Campaña.

 

La abogada María Benítez, representante legal de la familia de la menor y del hospital de la ciudad de San Salvador, había presentado el pasado día 16 un pedido ante la Justicia entrerriana para que la niña fuera sometida a un aborto al argumentar que fue abusada sexualmente por un joven de 17 años y que existía riesgo para su salud.

 

El adolescente, investigado por abuso sexual con acceso carnal, fue citado por el juez José Tournour, pero se negó a declarar, dijeron portavoces judiciales.

Medios locales afirman que la madre había pedido que se le practicara el aborto a la niña en el hospital de San Salvador, pero allí le aconsejaron que pidiera primero la autorización a la Justicia.

 

"Se actuó de manera indebida porque el personal médico no tendría que haber judicializado el tema y cuando el juez Tomaselli recibió el caso debería haber enviado a la niña a un centro de salud para que se le practique el aborto, debido a que está contemplado en el artículo 86 del Código Penal", evaluó Díaz.

 

En este mismo sentido se pronunció el Instituto Nacional contra la Discriminación, que consideró que el pedido no debió haber llegado a la justicia ya que la interrupción del embarazo debió haberse realizado "sin demora".

 

El aborto está prohibido por ley en Argentina, salvo en casos de peligro para la vida o la salud de la madre, violación o abuso a una mujer discapacitada, pero estos casos suelen dirimirse en los tribunales.

 

La polémica se agudizó además con un informe del hospital provincial Masvernat, que concluyó que la menor se encuentra "en perfectas condiciones físicas de afrontar el embarazo" y que "el feto también se encuentra en muy buen estado desde el punto de vista clínico".

 

El informe, solicitado por el juez Tomaselli, fue rechazado por diversas organizaciones sociales.

 

A medida que desciende la edad de una niña embarazada, "aumenta proporcionalmente el riesgo de morir por complicaciones relacionadas al embarazo y el parto", advirtió hoy en declaraciones radiales Ariel Karolinski, de la Alianza Argentina para la Salud de la Madre, el Recién Nacido y el Niño (Asumen).

 

Aseguró que "el principal estudio sobre mortalidad materna en Argentina establece claramente la relación entre el riesgo de muerte materna y la edad de las mujeres".

 

En cambio, el ministro de Salud de Entre Ríos, Hugo Cettour, opinó que "no hay ninguna causa para interrumpir el embarazo" y consideró que "cualquiera puede correr riesgo de vida en todo embarazo infanto-juvenil, que tiene distintos riesgos, como tiene cualquier otro".

 

"El ministro deja de lado los riesgos de la niña y, lejos de encuadrarse en la ley, dice que la naturaleza es sabia", opinó Díaz.

 

Distintos proyectos para despenalizar el aborto comenzaron a tratarse el año pasado en el Parlamento, pero las discusiones quedaron trabadas por falta de apoyos. EFE