domingo, 31 de julio de 2011

Margarita Zavala ¿la nueva Martita?

 

Por Salvador Flores Llamas

Junio de 2011

 

 

La forma como propios y extraños, sobre todo estos se lanzaron contra Ernesto Cordero porque l34 panistas le dieron su apoyo para candidato presidencial, mediante una carta, evidencia que los enemigos del PAN sólo esperan que algún panista saque la cabeza para vapulearlo.

 

Hay que reiterarlo pues siguen insistiendo en que Margarita Zavala, la panista más aceptada por la gente, con un 62 por ciento y, por tanto, el principal activo del PAN -como se dice en el argot- debe ser la candidata presidencial, así sea la esposa del jefe del ejecutivo.

 

Pero en cuanto diera el sí, se le irían hasta la yugular sin ningún miramiento, para tratar de chamuscarla. La acusarían de emular a Marta Sahagún, de aprovechar su papel de primera dama y que eso es jugar chueco, para decirlo popularmente. Volverían las acusaciones a sus familiares de hacer negocios a la sombra del poder; le restregarían que su prima Mariana Gómez del Campo aprovecha el parentesco para hacer y deshacer en el PAN de DF, al grado de castrarlo.

 

Porque jamás denuncia un problema de los capitalinos, como si el gobierno de Ebrard fuera perfecto y, eso sí, no desaprovecha los festejos perredistas para figurar y hacer gala de una actitud dialoguista. ¿Y así se atreverá a pedir votos para su partido?

 

Basta con asomarse a Michoacán y ver cómo le ha ido a Luisa María Calderón, hermana del Presidente que aspira legítimamente a ser la candidata panista a gobernar su estado, que está a punto de caer de las manos perredistas por la corrupción.

 

Al grado que el PRI quiso agandallarse con la maniobra de lanzar un candidato único, so pretexto de la inseguridad pública que impera, gracias a los dos últimos gobiernos del PRD. Quizá la carta de los 134 panistas pro Cordero fue inspirada por Calderón; eso no puede demostrarse, pero sí es pretexto para atacar al Presidente, a quien le dan por todos lados, sin que ni sus propios compañeros de partido lo defiendan; más bien caen en el garlito de hacerles el juego a los opositores.

 

Lo que no se vale decir es que la carta desató la cargada hacia Cordero, porque nunca se vieron los contingentes presurosos para ir a rendirle pleitesía, como hicieron los priístas en la misma Secretaría de Hacienda, aquel 23 de septiembre de 1975, tras de que Fidel Velázquez se pronunció por López Portillo.

 

Es inexacto hablar de la cargada al más puro estilo priísta, como pregonan algunos analistas, por supuesta ingenuidad o por seguirle el juego al tricolor. Un análisis tranquilo dirá, más bien, que dicha cargada provocó una involución, pues arrancó denuestos de muchos panistas que están con otros precandidatos, y la cantaleta machacona de Santiago Creel de "suelo parejo", que él desechó hace seis años cuando se creyó en los cuernos de la luna como precandidato de Fox, Marta y Espino.

 

Lujambio se enojó, pues se creía el delfín presidencial. Demostró que no tiene oficio político y está verde para responsabilidad tan alta, máxime que sólo lleva dos años escasos en la SEP y sin ningún resultado presumible, fuera de someterse a Elba Esther y capitalizar el puesto parta promoverse a la grande.

 

Ni como responsable de los festejos del Bicentenario pudo presumir, porque dejó ir la oportunidad que le entregó Felipe en bandeja de plata. En cuanto a Calderón, como panista está en su derecho de inclinarse hacia algún precandidato; aunque viendo bien las cosas quizá sería mejor que no lo revelara. Porque falló al mandar a sus dos paisanos y discípulos predilectos Germán Martínez y César Nava de jefes nacionales del PAN, y con Gustavo Madero al parecer le está saliendo vana la nuez, pues no está a la altura del cargo y menos para liderar la sucesión presidencial, crucial para que su partido continúe en el poder.

 

En otras cosas, muestra de cargada mediática fue la provocada por empresarios de Michoacán, coludidos por el PRI para lanzar a Fausto Vallejo, alcalde de Morelia, de candidato único a gobernador; así anularían la elección del 13 de noviembre, so pretexto de falta de seguridad pública en tarascolandia.

Los promotores de esa fanfarronada fueron muy hábiles para manipular a la opinión pública; mas pronto se les desinfló el globo: los panistas michoacanos protestaron de inmediato por no estar de acuerdo con ese aparente acuerdo cupular.

 

La verdad fue que no hubo tal acuerdo: Moreira, el gerente del PRI, y los empresarios vivales lanzaron la noticia de que lo habían tomado los presidentes nacionales del PRI, PAN y PRD, cuando a los últimos sólo se les invitó a pensarlo, a ver si lo aceptaban.

 

Además, Michoacán no es tan inseguro como lo pintan; tiene sus problemas, pero nunca como Chihuahua, Sinaloa, Tamaulipas, Nuevo León y Guerrero, que ya eligieron nuevos gobernadores.
Moreira y socios quisieron provocar una cargada de opinión en favor de su descabellada idea. Pero les falló.

 

 



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