Por Ana Teresa López de Llergo ¨
Fuente: Yoinfluyo.comAbril / 2012
UNA HISTORIA REAL
"A" nace en una familia con recursos de todo tipo. Su familia tiene un hermoso predio, sin embargo, no despierta envidias pues el padre es un funcionario de bien, influye positivamente en los problemas sociales que se presentan y cuenta con la confianza de los ciudadanos.
La madre, al estilo tradicional, cuida de los servicios domésticos y dispone de un suficiente grupo de personas a quienes distribuye los trabajos, ellos se sienten tomados en cuenta y apreciados en su nivel social.
Cuando llega el momento de iniciar los estudios superiores, "A" no duda en seguir los pasos de su padre y de su hermano mayor, les admira profundamente y jamás, ni en la adolescencia más recalcitrante, duda en imitar sus pasos. Se traslada a la capital y se inscribe en la carrera de Derecho, tiene dotes sobresalientes para la oratoria y una notable vocación política.
Su carácter es firme y la lejanía de la familia no le lleva a relajar las costumbres, aprovecha bien el tiempo y destaca por su responsable preparación y sus dotes naturales. Paralelamente busca la verdad en todos los campos, su incipiente formación religiosa también la desarrolla, de manera que llega a tener una amplia cultura próxima a la fe católica y, un poco más adelante, se bautiza.
Al terminar sus estudios le ofrecen el gobierno de una de las provincias. Acepta el cargo y se traslada al lugar. Los pobladores son inquietos, trabajadores, con las características de una ciudad del norte, aportan recursos a la patria. Son participativos y tratan de imponer sus puntos de vista.
Hay muchas facciones, pero dos son mayoritariamente influyentes, con puntos de vista opuestos en aspectos fundamentales, principalmente en los religiosos, por eso, hay muchas revueltas y agravios.
"A" comprende que a todos ha de gobernar. Y, su concepto de gobierno consiste en ayudar a satisfacer las necesidades, independientemente de los puntos de vista. Distribuye los bienes con justicia y se gana el respeto de los pobladores.
Lo inusitado surge cuando muere el obispo del lugar, en ese momento se oye la voz unánime de todo el pueblo. Piden que "A" ocupe ese cargo. Un hecho inusitado, único, pero de auténtica participación ciudadana.
La autoridad, con su prestigio, verdaderamente se gana el puesto. Los gobernados hacen a un lado sus diferencias y se rinden ante la honestidad y la entrega del gobernante, piden y son escuchados.
ANÁLISIS DEL HECHO Y FIN DE ESA HISTORIA
No se trata de una novela, tampoco es una historia retocada para presentar la vida totalmente color de rosa. Es un hecho real con una lección digna de tomarse en cuenta, tanto por gobernantes como por gobernados.
La persona electa es íntegra, confiable. Sabe aprovechar los recursos de su familia de sangre para formarse, conoce sus capacidades y las desarrolla adoptando las enseñanzas que le proporcionan. Cuando ocupa un cargo de gobierno vela con justicia por los intereses de todos y no se desfasa a pesar de su juventud.
El pueblo reconoce el esfuerzo de su gobernante. A pesar de estar dividido en dos facciones ideológicamente antagónicas, y variados grupos menores, se elevan por encima de estas diferencias para demandar el bien común que ven asegurado en las cualidades de "A".
Este suceso es una muestra de que el bien es difusivo y promueve el bien pensar y el bien en las decisiones.
Ahora, identifiquemos la historia. "A" es Ambrosio, san Ambrosio de Milán. Cuando reside en Milán como gobernador de Liguria y la Emilia, muere el obispo Ausencio. Para facilitar la elección del sucesor, Ambrosio trata de conciliar a los católicos nicenos y a los arrianos.
Ante su buen juicio y buen talante, súbitamente las dos facciones se unen y lo aclaman para suceder a Ausencio. Ambrosio entonces era catecúmeno, no estaba bautizado. En pleno siglo cuarto de nuestra era, tenemos una clara conducta democrática, todos participan. Ambrosio acepta, recibe el Bautismo y la plenitud del Orden sacerdotal, ocho días después.
Es uno de los cuatro doctores de la Iglesia occidental, pieza clave en la conversión de San Agustín, consejero de tres emperadores. A Teodosio le impone una severa penitencia en reparación de un exagerado derramamiento de sangre en una contienda. De una vigorosa personalidad donde se unen la virtud romana y el espíritu cristiano, padre de los necesitados, abnegado pastor de almas.
QUÉ ES LA DEMOCRACIA Y QUÉ HACE FALTA PARA APLICARLA
Aunque, como hemos visto, en otros tiempos se han dado posturas democráticas, en la época contemporánea este sistema resulta el más común.
La palabra democracia viene de dos vocablos griegos: "demos" significa pueblo y "kratos" poder. Lo cual indica el poder depositado en el pueblo. La democracia, por lo tanto, expresa una sociedad cuya ética exige tratar a todos sus miembros como iguales. Esto requiere que desde la base, los individuos y los pequeños grupos o asociaciones voluntarias participen.
En la democracia todos somos copartícipes de las decisiones políticas, sociales y económicas. Para ello, cada uno ha de participar y defender el bien, sin excluir a nadie, sin beneficiar a pocos, sin buscar el provecho a costa de injusticias o engaños.
En la democracia es fundamental respetar los derechos y los deberes de todos. El derecho a formar una familia, a tener un trabajo honesto, a recibir educación adecuada...
La educación es indispensable para que la participación ciudadana sea consciente y libre. Alguien carente de educación será fácilmente manipulable, se dejará llevar por opiniones ajenas y, en el peor de los casos por el engaño.
Solamente un ciudadano educado puede ejercer su responsabilidad en un sistema democrático. Sabrá revisar las propuestas, elegir lo más adecuado y sabrá exigirse y exigir a otros una conducta honrada.
La práctica de la democracia nos obliga a estar pendientes de la buena conducta de los demás. Cuando alguien ve hacer algo incorrecto y no pone remedio es cómplice del deterioro.
Una buena sociedad con participación comunitaria busca el equilibrio en tres puntos de apoyo: el estado, quienes tienen delegado el poder, la comunidad, todos los ciudadanos desde su actividad ordinaria, y el sector privado, promotores del mercado.
El deber de todos es velar para que ninguna de estas tres fuerzas se desfase. Si el estado crece caemos en un totalitarismo, si lo que domina es la comunidad se dará la anarquía, si el sector privado se esponja habrá privilegios minoritarios.
Como vemos, la democracia es un reto que llama a lo más íntimo de nuestra conciencia. Cerrar los ojos y dejar hacer o dejar pasar es una muestra de injusticia y de pereza e imprudencia.
IMPLICACIONES PERSONALES PARA VIVIR LA DEMOCRACIA
La democracia exige ser solidarios, es una forma de unión, de entrelazamiento, de especial sintonía. Consiste en un modo nuevo de establecer lazos humanos, para compartir, participar, comunicar ideas y bienes. Es forjar una vida en común con un bien común.
En una sociedad democrática hay ciclos: elecciones, triunfos mayoritarios, llevar a cabo las propuestas, hacer ajustes para alcanzar beneficios. Para cada etapa se requiere una manera específica de participación. Quien se excluye se hace un mal y lo hace a los demás.
Los ciudadanos en una democracia en periodo de elecciones, deben ser muy conscientes de la formación y de los propósitos de los candidatos, de la capacidad real para llevarlos a cabo, de la trayectoria que tienen. No dejarse llevar por los entusiasmos masivos, es necesario estudiar con responsabilidad y exigir claridad para poder formarse el criterio.
Detectar las amenazas. No dejar que personas mal informadas o ignorantes tomen decisiones manipuladas. De alguna manera, la democracia exige heroísmo para alejar el conformismo, el pesimismo o la ley del mínimo esfuerzo; para no cerrar los ojos ante la corrupción, la mentira o el egoísmo.
Por eso, es preciso promover la cultura de la ética para evitar la frivolidad, la superficialidad propia de quienes encubren negocios inconvenientes, espectáculos inadecuados, costumbres mal sanas. Saber dar a cada quién su lugar, el deportista sobresaliente, el actor cotizado, el conjunto musical de moda cubren una parte legítima para el descanso y el entretenimiento, pero no son siempre un modelo a seguir si tienen una vida disipada.
En una sociedad democrática en proceso electoral es necesario poner la mirada en el futuro, prever resultados, estar dispuestos a sacrificarse por el bien auténtico, a sonreír ante las dificultades, a trabajar seriamente, a no claudicar, a defender los ideales.
La igualdad esencial se enriquece con puntos de vista diversos para resolver los problemas, siempre que éstos estén dentro del orden y la justicia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario