sábado, 25 de diciembre de 2010

Y… ¿Quién tiene la culpa?

 

Por: Enrique Galván Duque Tamborrel

Diciembre / 2010

 

 

Cuando algunos miembros del gobierno de transición declararon que la deuda pública que deja la administración de Ulises Ruiz Ortiz (URO) supera los seis mil millones de pesos, cientos de oaxaqueños nos hicimos la misma pregunta: ¿Para qué sirvió ese endeudamiento? Las respuestas son muy sencillas.}

 

Esos recursos no sirvieron para apuntalar a Oaxaca como un estado progresista, pujante, seguro, educado y echado para adelante;  sirvieron para que  a algunos incondicionales y cercanos colaboradores de URO  se les reventaran los bolsillos con millones y millones de pesos producto de la más escandalosa corrupción. Sirvieron para que Miguel Ángel Ortega Habib (MAOH), el secretario de finanzas del gobierno "ulisista" sea investigado por la SIEDO por depósitos millonarios  a cuentas de sus familiares en Jalisco.  Hoy se sabe que estos recursos alcanzan los 1123 millones de pesos y que la propia SIEDO y la CNBV  lo rastrearon desde Oaxaca.


Error garrafal de  Ortega Habib. ¿Qué no sabía que los depósitos millonarios los fiscaliza como perro de presa el SAT?  ¿O en el colmo de la soberbia pensó que el poder acumulado con URO  le iba a servir a sus familiares para estar al margen de la ley?


Se fueron aquellos tiempos en que el todo poderoso MAOH tomaba copas en compañía de un Gobernador que pintaba "caracolitos" a los presentes, hoy más sólo y abandonado que nunca; copas que  servía la "Titis", cuya cercanía a URO le permitió contender por la presidencia municipal de la capital, cuando no tenía ninguna posibilidad de ganar la elección.


¿Para qué atrasaron el proceso de  entrega – recepción con el equipo de Gabino? La respuesta también es muy sencilla: querían tiempo para limpiar la casa, cuadrar lo que nunca van a poder hacer y  justificar lo que, tampoco van a poder justificar.

 

Si se trata de asuntos de corrupción, la administración ulisista deja mucha tela de donde cortar: el dinero que no cuadra en los gastos del "techo" del Auditorio Guelaguetza, los recursos asignados a un medio de información propiedad de la familia del diputado apostador por él mismo y  ahora, el asunto de MAO tienen a aquellos que acompañaron a Ulises en la desventura de desgobernar Oaxaca en ascuas.


Lo que les recomendamos desde este momento es seguir al pie de la letra el viejo refrán mexicano que dice: "Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar"

Los Números que deja la administración de Ruiz Ortiz son alarmantes: 38% de los oaxaqueños sumidos en pobreza alimentaria;  46.9% en pobreza de capacidades y 68% en pobreza de patrimonio, porque los  escándalos de corrupción y enriquecimiento ilícito también lo son. Lo que estamos presenciando es apenas la punta de lanza en este tipo de cuestiones  de lo que se aproxima en Oaxaca. Con la detención  de los familiares de  MAOH en Jalisco, más de cinco incondicionales de URO, y él mismo se han puesto a temblar.

 

La alcantarilla apenas se abrió, lo más putrefacto saldrá en un corto tiempo más. Hay que esperar en primera fila. El sexenio de la corrupción nos ofrecerá espectáculo de altos vuelo

 

Pero, ¿Quién tiene la culpa?  La culpa la tenemos todos, todos los que de alguna forma hemos permitido que gobiernos así se entronicen en nuestro Estado.  81 años de una dictadura partidista, de un gobierno hegemónico en donde impusieron su ley para depredar al Estado de Oaxaca.  La Trinca Infernal (PNR-PRM-PRI) llevó a uno de los estados más ricos en bienes naturales del país a la pobreza extrema, la mayor del país.

 

Cuántas grandes fortunas se han amasado a costa de explotar al Estado de Oaxaca impunemente.  La mayor parte de la población lo sabe pero la calla, como ha callado pasivamente durante muchos años, 81 para ser exactos.



Polvos de “nuestra” Revolución de 1910

 

Por: Antero Duka

Noviembre / 2010

 

 

20 de noviembre de este año, México celebra el centenario del inicio de una batalla que, se dice, aún no ha terminado. Se trata de la Revolución Mexicana, un movimiento que aunque perseguía fines nobles, como la libertad, la democracia y la justicia, sembró las semillas de los grandes males políticos y sociales con los que hoy convivimos.

 

La Revolución Mexicana es un acontecimiento de nuestra historia que trajo consigo no sólo el enfrentamiento entre los mexicanos, sino que propició la desarticulación de la estructura económica que entonces imperaba en México, y que lejos de favorecer a las clases que luchaban, las hundió aún más en la miseria y la incertidumbre.

 

El problema de la Revolución nace en la equivocada concepción que se tiene de la misma. En 1910 los mexicanos no pelearon una revolución, pelearon por diversos proyectos de revolución, que se distinguieron entre sí por la visión del movimiento que cada uno poseía. 

 

Tras la caída del régimen de Porfirio Díaz, los llamados "líderes revolucionarios" se encontraban divididos, pues cada uno peleaba para que su proyecto de nación se llevara a cabo; mientras Emiliano Zapata y Francisco Villa tenían una visión social del movimiento, Madero tenía una visión política. Por otra parte, los revolucionarios se enfrentaban contra aquellos que querían reinstaurar el régimen de Porfirio Díaz.

 

Además de esta división –que provoca la falta de acuerdos y, por tanto, la ingobernabilidad de la nación– en donde impero la atávica desunión que nos caracteriza, la Revolución Mexicana tiene grandes "peros", en los que pocas veces nos detenemos a pensar y que aún en nuestros tiempos nos afectan enormemente. A continuación, algunos de los aspectos negativos que el movimiento provocó:

 

·         La división del poder: cuando Madero llegó al poder no disolvió el congreso que Porfirio Díaz había formado, lo que provocó un enfrentamiento entre el Ejecutivo y el Legislativo, que se traduce en falta de gobernabilidad.

 

·         El inicio de la burocracia: la razón principal de la lucha de los campesinos era el reparto agrario, principio ante el que Madero se pronunciaba en contra. Cuando éste subió al poder, la presión de los campesinos era tal que creó el Departamento Agrario, una dependencia para que los campesinos tramitaran el reparto de tierras; sin embargo, el engorroso y burocrático proceso hacía imposible que los campesinos las obtuvieran.

 

·         El sindicalismo vendido al gobierno: el sindicato, que tiene la tarea de hacer presión, nació teniendo al interior influencia directa del gobierno, quien se encargaba de comprar al líder sindical para que la organización actuara conforme a sus intereses. La Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), por ejemplo, recibía dinero del gobierno.

 

·         La práctica del amiguismo: Cuando Plutarco Elías Calles subió al poder, buscaba depurar a los altos mandos que le fueran incómodos, y en su lugar ponía a amigos suyos. Con él nació la camarilla de "robolucionarios" que se adueñó del poder. Posteriormente, y ya bajo la tutela de Lázaro Cárdenas, lo traicionaron mandándolo al exilio.

 

·         Y subió al poder Lázaro Cárdenas del Río –el "trompudo", como le llamaban— y la camarilla de "robolucionarios" citada, que como se dijo nació cobijada balo el manto de don Plutarco –"El Jefe Máximo de la Revolución", mote que ellos mismos le pusieron--,  que los apoyó, pero cuando se afianzaron en el poder, traicionaron a su "Jefe" y lo mandaron al exilio.  Esta mismo camarilla, ya bajo la estafeta de don Lázaro, y desvirtuando totalmente al movimiento sindicalista, crearon la casta de líderes mafiosos y corruptos con el propósito de controlar a las "masa proletarias y campesinas" –como les llamaban--  que tanta daño le han hecho a México. Al conjuro de controlar a las "masas" campesinas y proletarias, crearon la CTM, la CNC y la CNOP, las tres: brazos del partido que lo quería todo, y todo lo tuvo durante siete largas décadas.  Cabe anotar que, con estos tres brazos poderosos nació el corporativismo que tanto daño le ha hecho a México.

 

·         Llegar a la presidencia implicó en varios casos, no la lucha limpia por el poder, sino una guerra sucia que encontraba su fin con la muerte del oponente.

 

·         El engaño de la democracia: Durante el periodo de Álvaro Obregón –por cierto, como dijera Antonio Díaz Soto y Gama, el mejor presidente que México ha tenido aunque le pese a los imbéciles--  el número de partidos creció exponencialmente hasta llegar al número de 200; este fenómeno se dio bajo la premisa de que entre más partidos existieran, más democracia había.  Pero esos intentos sucumbieron ante la poderosa camarilla de robolucionarios.

 

·         Profunda crisis económica: debido a la lucha armada, las cuestiones económicas en México se agravaron debido a los gastos de guerra y a las presiones financieras que Estados Unidos hacía por el pago de la deuda.

La Revolución Mexicana afectó el comercio interior, pues provocó la destrucción de transportes y vías de comunicación, provocó una caída en la producción agrícola, industrial y minera, y la fuga de capitales.

 

La situación económica del país empeoró porque cada facción revolucionaria emitía papel moneda de circulación forzosa, lo que trajo como consecuencia la inflación y el caos. Se paralizaron las minas y cerraron las fábricas y comercios; los campos fueron abandonados y el desempleo aumentó, además de que la seguridad en los trabajos era nula.

Hubo escasez de alimentos y alza en precios de los mismos; como en todas las guerras, las epidemias no se hicieron esperar. Algunas zonas del país quedaron aisladas con la destrucción de los ferrocarriles y las vías; y la inversión extranjera manifestaba gran desconfianza.

 

En resumen, la Revolución Mexicana provocó un gran deterioro de la economía de nuestro país, lo que provocó la desconfianza de la gente, que terminó en descomposición social. El gran reto que el movimiento armado dejó a las generaciones que siguieron fue la reconstrucción de una nación que tenía una sociedad agotada y una economía dañada; además de la restauración de la unidad del país, que aún hoy sigue pendiente, al igual que otros propósitos por los que en ese entonces se peleó.

 

 



El IFE resultó un fiasco

 

Por: Antero Duks

Noviembre / 2010

 

Presentado como la gran reforma política para quitarle al gobierno priísta el control de los procesos electorales, el Instituto Federal Electoral ha derivado en la gran frustración democrática. En lugar de representar los intereses de la sociedad, el IFE se convirtió en un instrumento al servicio de los tres principales partidos.

 

Los problemas para designar a tres consejeros han exhibido las limitaciones del IFE: los consejeros debieran de representar a la sociedad pero, como los anteriores, van a ser parte de la cuota política de los partidos. El problema no es menor porque el IFE con los nuevos consejeros será el encargado de organizar las elecciones presidenciales del 2012, las cuales desde ahora se perfilan como las más delicadas y conflictivas.

 

Si se hace un corte de caja objetivo, la conclusión no puede ser otra que la certeza de que el IFE actual no representa los ideales democráticos y se ha convertido en un obstáculo para la democracia electoral. Lo peor de todo es que el IFE constituye una de las inversiones más caras de la modernización democrática, pero con resultados deficientes.

 

La crisis política del 2006 a la fecha revela la necesidad de tirar el IFE a la basura de los desechos políticos y reorganizar toda la estructura electoral. Como está en la actualidad, el IFE no puede evitar los fraudes electorales. Y su conversión en instrumento de la partidocracia ha pasado por la expropiación de un espacio ciudadano para convertirlo en un aparato de negociaciones políticas entre las dirigencias partidistas.

 

El país necesita de un organismo electoral que se dedique exclusivamente a organizar elecciones, sin consejeros ciudadanos que le cuestan al erario, sin la presencia de partidos que intimidan a los consejeros y sin apropiarse de la credencial de elector que no garantiza la seguridad de la identidad. El alto costo de funcionamiento del IFE tiene que ver no con las tareas propias de la organización electoral sino con la estructura burocrática como instancias de poder.

 

La actual estructura del IFE permite, por ejemplo, que López Obrador acuda a la payasada de la presidencia legítima porque declaró haber ganado las elecciones presidenciales del 2006 con 500 mil votos de ventaja, pero sin presentar la más mínima prueba. O que el fraude electoral sea organizado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación como estructura de perversión del voto. O que los ciudadanos se hayan quedado sin voz al prohibirles expresar sentires en procesos electorales. Así, las elecciones se han convertido en un cochupo entre partidos.

 

La participación social no partidista exige un organismo electoral al margen de los intereses de los partidos. La imposibilidad de un acuerdo para designar a tres consejeros indica que el IFE puede funcionar sin ellos. Pero el asunto de fondo es de decisiones mayores: el IFE debe desaparecer para dar paso a una entidad organizadora de elecciones sin presencia en su seno de consejeros ni partidos, como los países con democracias modernas.

 

El IFE debe dejar de ser un organismo parásito de la democracia. Si no, hay que prepararse para un severo conflicto poselectoral en el 2012.

 

Mucho del problema en sí, tiene que ver con los medios, como la televisión, que de hecho se ha convertido en el primer, y omnímodo, poder de gobierno.  Es la televisión quien dicta las directrices. Quien marca al favorito y le brinda su beneplácito.  Casi se puede asegurar que la televisión es la que elegirá al próximo presidente, sin temor a exagerar.  Se nota a las claras que todos los políticos tratan de quedar bien con los comunicólogos estrellas.  ¿Y el IFE?, ni se diga, tal parece que trata de agradar a los medios, le falta ser verdaderamente autónomo e imponer respeto, el respeto que merece la ciudadanía, que finalmente es a la que representa y sólo a ella se debe, pero siempre apoyado en la ley.  Vamos, debe ser a la par que el congreso, no subordinado de él, y mucho menos que de los partidos políticos, que tal parece, o ya es un hecho, que se le subieron a las barbas, coloquialmente hablando.

 

El ambiente se está calentando con miras a las próximas elecciones para elegir al presidente que gobernará de 2012 a 2018, veremos cómo se comporta el IFE, aunque los augurios no son nada buenos.  Aquí cabe la pregunta: ¿hasta cuando los mexicanos seremos capaces de gobernarnos partiendo de bases seguras y congruentes?

 



11 de septiembre y WikiLeaks vulneran integridad de EU

 

Por; Federico Müggenburg

Diciembre / 2010

 

 

El atentado terrorista a las Torres Gemelas de Nueva York, perpetrado el 11 de septiembre de 2001 y la filtración de Los Papeles del Departamento de Estado, "confiados" a 5 publicaciones globales en exclusiva, a partir del 29 de noviembre de 2010, significan dos monumentales sucesos que vulneran la integridad de Estados Unidos de Norteamérica.

 

El ataque de los terroristas de Al-Qaeda puso en evidencia que su seguridad territorial, hasta esa fecha nunca tocada por agentes externos, sí era vulnerable. Lo de Pearl Harbor, en Hawai, fue un autoataque para luego justificar la agresión a Japón. Osama Bin Laden ha producido el primer trauma a quien se consideraba la primera potencia mundial. Nunca pudieron imaginar que una torcida mente musulmana convirtiera los aviones de uso comercial, con pasajeros, en auténticos proyectiles de muerte y destrucción.

 

Ahora sucede que la "inteligencia" del gobierno americano tampoco pudo imaginar que un joven de 23 años, el cabo Bradley Manning, sería capaz de traicionar al ejército y al gobierno entregando, para su difusión, información confidencial a un ente de redes electrónicas, que bajo el nombre de WikiLeaks,  provocaría un caos de confianza en los gobernantes del mundo, los embajadores y el gobierno de Estados Unidos.

 

No haber previsto la deslealtad institucional como posibilidad de que tanta y tan importante información pasara por las manos de una sola persona, ahora tiene sus trágicas consecuencias. Manning ya está en una prisión militar en Virginia y se preparan los juicios por alta traición, con posibles penas mínimas de 52 años de prisión.

 

Los ciudadanos americanos y los del mundo no salen de su asombro ante la evidencia de la decadencia del que fuera considerado el país más poderoso de la tierra, y de que sus principios de seguridad territorial y lealtad institucional fueran precipitados al vacío. Una señal más de la decadencia moral de una sociedad que en su conjunto ha vulnerado los principales y más importantes derechos humanos, empezando por el de la vida, desde su concepción hasta la muerte natural.

 

Una sociedad que se adhirió por medio de sus gobernantes federales, legalmente electos, a la cultura de la muerte y a la dictadura del relativismo. A partir de entonces, cualquier cosa puede suceder y ahora lo estamos constatando. Son vulnerados en la seguridad y en la lealtad.

 

A esto habría que añadirle la tragedia económica del engaño bursátil de Wall Street, que en 2008 hundió al mundo entero en la crisis económica y financiera actual. Ahí fue la avaricia espoleada por algunos cuantos magnates del método de inventar y engañar con "los derivados de los derivados", como generadores de verdadera y legítima riqueza.

 

En el colmo de la vergüenza, ahora se quiere centrar todo en Julian Assange, receptor y difusor de los documentos confidenciales. Se le trata de encarcelar, apelando a su probable vida de fornicario y violador, en Suecia. Sus defensores están desarrollando el argumento del derecho a la información que él ejerce, para bien de todos, señalando al Pentágono como la fuente de información y, por lo mismo, como el culpable.

 

Ahora resulta que la delación y el perjurio son la fuente del derecho de quien delinque. Es el viejo argumento de Robin Hood, "ladrón que roba a los ladrones, para repartirlo entre los pobres", que no se puede justificar éticamente. El hacerse justicia por propia mano nunca ha sido aceptable en ninguna sociedad estable y virtuosa, ni por algún régimen jurídico sano.

 

La enorme cantidad de información que está surgiendo saca a la luz la decadencia de muchos gobiernos y las miserias humanas de muchos gobernantes. Los compromisos de gobernantes con delincuentes de toda índole, además de chantajes y presiones, y luego las incongruencias de no actuar en consecuencia con las realidades que padecen grupos sociales amplios, que creen que sus elegidos para gobernar, lo hacen en plena coherencia con la confianza depositada en ellos.

 

Habrá que esperar un poco más para que toda la información acumulada, de la que apenas han empezado los flujos, lleve a la evidencia de la casi total pérdida de principios y valores en la vida política global. Hasta el momento no se puede apreciar en las informaciones filtradas algo que tenga como centro de la discusión: valores humanos, virtudes, respeto por la dignidad de las personas y sus genuinos derechos humanos.

 

Sólo se aprecian forcejeos, luchas de poder, influencias para obtener recursos, materias primas o ganancias ventajosas en el ámbito comercial. Ningún informe se refiere hasta ahora, a una confrontación de principios de doctrina. Ni la mínima referencia a una concepción de la vida de las personas y las naciones con sentido trascendente.

 

Todo parece indicar que se trata de una expresión inmanentista, en la que Dios no existe, o si existe, es olímpicamente ignorado, así como la desaparición de un elemental referente al decálogo que está inscrito en la naturaleza humana, considerado el más elemental código de ética que la humanidad ha tenido desde la antigüedad, manifestando los asuntos relativos a Dios y al prójimo.

 

Adorar a Dios sobre todas las cosas, no jurar en vano, no matar, no fornicar, no hurtar y no mentir, han desaparecido como referencias fundamentales para la convivencia entre las personas y las naciones, como se está evidenciando en los comportamientos referidos por las series documentadas por Wikileaks, en asuntos militares, políticos y ahora se anuncian económicos y bancarios. Sobre todo en un país que se atrevió a imprimir en su papel moneda, En Dios confiamos o de los múltiples casos de jefes de gobierno que asumen Jurando por Dios.

 

 


viernes, 17 de diciembre de 2010

El regreso al presidencialismo autoritario

 

Por: Federico Müggenburg

Diciembre / 2010

 

 

La característica más notable del viejo sistema político estaba integrada por el binomio del presidencialismo autoritario y su contraparte, la familia revolucionaria, con su partido casi único, que al tiempo que habilitaba el autoritarismo, vigilaba y garantizaba su ejercicio a la limitación temporal de seis años. Esa manera de conformar el modo de gobernar, estuvo vigente durante setenta y dos años.

 

Echarlo a andar no fue fácil, costó la vida al "manco", Alvaro Obregón y la expulsión del país al "jefe máximo", Plutarco Elías Calles. Los llamados "pactos secretos" que le dieron forma fueron saliendo a la luz poco a poco, luego ordenados y sistematizados por académicos y observadores de la vida política mexicana, como fue el caso de Daniel Cossío Villegas.

 

Ello permitió desenmascarar la falsedad de la expresión, llamada alguna vez, "democracia dirigida", culminación de la simulación democrática. La concentración de poder que la misma Constitución daba al presidente, más las que luego fueron denominadas "facultades meta constitucionales" y las leyes no escritas de su funcionamiento, se convirtieron en la expresión de los vicios políticos que impidieron la formación de generaciones de ciudadanos impregnados del genuino espíritu cívico, en el que la participación fuera la pauta para el logro del bien común, como finalidad última del quehacer político.

 

El ejercicio de la política se concentraba en la adquisición del poder, para beneficio exclusivo del "Príncipe y su Corte", según el fundamento de las teorías de Nicolás Maquiavelo. El "príncipe", era el "señor presidente" y su "corte", la "familia revolucionaria". Algunos pocos que no fueron absorbidos o cooptados por esa peculiar forma de hacer política fueron condicionados por unas "leyes" y luego unas sucesivas "reformas electorales" que mediatizaron el verdadero ejercicio democrático.

 

Los problemas internos de la "familia revolucionaria", la ruptura del los pactos secretos, de sus leyes no escritas, por los excesos en la violación de las leyes y la sobreabundancia de la corrupción, más el advenimiento del mundo globalizado, terminaron por debilitarlos al extremo de que ya no fueron capaces de mantenerse unidos, por lo que cerraron el ciclo  volviendo a sus inicios, cuando sus diferencias se resolvían con el asesinato.

 

Están los casos de Colosio y Ruiz Massieu como muestras de regresión a sus orígenes. La voluntad de las nuevas generaciones de ciudadanos, hastiados de la corrupción y la mentira, logró manifestar en el año 2000, el deseo de cambio con la alternancia. Sin embargo la cultura política vigente durante setenta y dos años, prevaleció en la forma de administrar la gestión del gobierno por falta de proyectos y programas sustancialmente distintos.

 

Se siguieron haciendo las cosas de la misma forma, sin vestigio de cambios para un nuevo fondo. Los nuevos gobernantes en el Ejecutivo, sin mayoría en el Legislativo que propiciara la adecuación del marco jurídico, para facilitar la transición a otro sistema político diferente, marcaron la frustración de lo que se debió hacer y no se hizo, como normalmente ocurre cuando el proceso de la transición lleva del autoritarismo a la democracia plena, del intervencionismo gubernamental a la economía de mercado social y moralmente responsable, y de la corrupción impune a la vigencia del Estado de Derecho.

 

Y no es que con el gobierno de Fox no se hayan logrado avances, que sí los hubo, pero faltó la calidad y la visión de estadista para haber logrado mucho más. Actualmente la tentación autoritaria está vigente y una de sus manifestaciones más obvias, el "dedazo", está latente en el gobierno en turno y evidente en los opositores.

 

Basta ver las actitudes de Andrés López, evidenciadas cuando fue Jefe de Gobierno del Distrito Federal y ahora que es ciudadano común, aunque se presenta como "presidente legítimo", imponiendo "juanitos" y ahora "juanitas" para ser los candidatos de su capricho. Además ya se auto-destapó como el candidato de la izquierda para 2012, por el PT, Convergencia o PRD, sean aliados o divididos.

 

Por otro lado, se ve a Peña Nieto repartir favores y recursos a los candidatos a gobernadores del PRI, violar los estatutos de su partido marcando por "dedazo" al gobernador Moreira para la presidencia de su "instituto político", operando como lo fuera el "jefe máximo". Pagando tiempos en la televisión, para proyectar su imagen hasta el extremo de la saturación y pretendiendo seducir a eclesiásticos importantes para la celebración de su boda religiosa. Por su parte, Manuel Camacho sufre el riesgo del ridículo, al no poder consolidar su "dedazo" a favor de Ebrard, por la falta de paciencia de Andrés López, quien no va a esperar el momento de constar quien es el mejor "posicionado", según reales o supuestas encuestas.

 

En cuanto al PAN, que tenía una tradición democrática interna, ha padecido los contagios del autoritarismo al haberse marcado por "dedazo" las candidaturas a gobernadores -salvo alguna excepción, como la de Sonora-, las de diputados federales en 2009 y notablemente la de los últimos dos presidentes del partido (Martínez y Nava).

 

Aún estamos a la espera de la candidatura a la Presidencia para 2012. Esta tentación autoritaria no sólo se refiere a la posible actitud del presidente del país, sino a la de algunos burócratas que temen perder su puesto, si creen que al ejercer el voto en el seno de su partido, van en contra del real o supuesto candidato presidencial.

 

Por donde se le busque, parece prevalecer la regresión al vicio del presidencialismo autoritario, que tanto daño hace a la expresión de una genuina democracia. Sin embargo, no se trata de un fatalismo determinista, sino de la expresión de la libertad humana, que puede plasmarse en una forma o en otra, según el sistema educativo establecido y que esté vigente.

 

 

 

 

Corrupción: hecha en México


 

Por: Luis Alfonso Castillo Pardo

Noviembre / 2010

 

 

Transparencia Internacional es un organismo con sede en Berlín, encargado de medir la corrupción y la transparencia gubernamental en 178 naciones. Cada año presenta un informe de todos los países que evalúa y les da una puntuación de 1.0 a 10.0.

 

Este año, los mejores países en transparencia fueron Dinamarca, Nueva Zelanda y Singapur, que comparten el primer lugar con una puntuación de 9.3, mientras que el último lugar lo ocupó otra vez Somalia, con 1.1.

 

En Latinoamérica, el país con mejor calificación fue Chile, con 7.2; los de calificación más baja fueron Venezuela, con 2, seguido de Haití y Paraguay, con 2.2 en ambos casos; México obtuvo 3.1, puntuación considerada como la peor en los últimos 10 años.

 

El gobierno mexicano, por medio de la Secretaría de la Función Pública (SFP), aceptó los resultados de Transparencia Internacional y dijo que la evaluación es un llamado de atención para fortalecer la lucha contra la corrupción, pero que también es una oportunidad para recordar que mejorar la calificación de México depende del esfuerzo de diferentes actores: los tres órdenes de gobierno, los tres Poderes de la Unión y la sociedad en su conjunto.

 

Podemos tomar una actitud muy crítica  contra todas las dependencias del gobierno federal, las de los gobiernos estatales y municipales; también contra los poderes legislativos y judiciales, y seguramente nos van a sobrar razones, pero eso no significará que vamos rumbo a una mejor calificación.

Le invito a reflexionar un poquito en lo siguiente: toda la bola de corruptos, perdón, toda la bola de políticos, otra vez perdón; todos los servidores públicos de los tres órdenes y de los tres poderes de gobierno, a veces nos parece que han surgido de un planeta distinto al nuestro, o por lo menos de una sociedad muy distinta a la nuestra.

Pero fíjese que no es así, todos los servidores de gobierno, incluidos los que ocupan un cargo de elección popular, surgieron del planeta y de la sociedad en que vivimos; y más aún, algunos surgieron de nuestro municipio, y para algunas personas, surgieron de la misma escuela en la que estudiaron, del mismo barrio en el que vivieron, o incluso hasta de su propia familia.

Muchos de esos actos de corrupción se dan entre gobernantes, servidores públicos y gobernados en trámites, permisos, concesiones, contribuciones fiscales; en contratos de servicios, compras, obras y más, mucho más.

Mucho ojo, también entre los mismos particulares se dan actos de corrupción en la compra de piratería o de lo robado, en la venta de mercancía menguada, salarios mal pagados, productos de mala calidad, pésimos servicios, explotación de trabajadores y menores de edad, uso indebido de recursos materiales, tiempo cobrado y no trabajado, la copia en los exámenes, las trampas en el deporte, el que no tranza no avanza, la desinformación en los medios de comunicación, etcétera y más etcétera.

Si realmente deseamos que México tenga una mejor calificación en el Índice de Percepción de la Corrupción, claro que es muy necesario criticar y denunciar a los gobernantes y servidores públicos corruptos; pero también sería de mucha utilidad no ser partícipe de actos de corrupción, y sobre todo, de ser capaces de transmitir el valor de la honestidad a los menores de edad. De esa manera nuestro planeta y nuestra sociedad producirá menos gobernantes corruptos.

 

 

 

 

jueves, 16 de diciembre de 2010

Renta de útero: aunque se vista de seda...

 

Por: Luis-Fernando Valdés

Diciembre / 2010

 

 

La Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) acaba de aprobar la Ley de Gestación Subrogada (30.XI.2010), que prohibirá el cobro por la renta del útero materno y que contempla la firma de un contrato que de no cumplirse tendrá consecuencias civiles y penales. Ésta es una "legislación de avanzada", pero ¿nos hace más humanos?

 

Lo que hace esta nueva ley es "regular" lo que era clandestino y encausarlo para que se realice con garantías médicas y jurídicas, para evitar problemas de salud y posibles fraudes. A primera vista, todo esto parece razonable, pues hace que algunas prácticas que se prestaban a malos usos, ahora sean públicas y estén controladas.

 

Aunque esto parece muy sensato, esta ley no está bien, porque lo que regula es algo que humanamente no es ético. Esta nueva norma jurídica aprueba que un varón y una mujer aporten sus gametos, y le sean implantados a una tercera persona, que lleva los nueve meses de gestación. Dicho en otras palabras, queda aprobado que un niño sea a) engendrado artificialmente, b) gestado sin amor por una persona anónima y c) finalmente adoptado (en el caso de fecundación con gametos donados).

 

Si analizamos esta situación desde el punto de vista del niño engendrado, veremos que se comenten grandes injusticias hacia él, y que por eso esta nueva ley no es justa. En primer lugar, la concepción artificial implica que "produzcan" muchos embriones de los cuales sólo unos pocos sobrevivirán y quizá uno se pueda anidar. Todos los embriones restantes son ya seres humanos que resultaron muertos en el intento.

 

Entonces, ese niño al crecer sabrá que está vivo de milagro, y que tuvo varios hermanos que fueron concebidos junto con él, pero que no pudieron sobrevivir; peor aún si todavía tiene un hermano congelado, "esperando ser implantado".

 

Además, los gametos pueden ser proporcionados por el varón y la mujer que quieren ser padres, o bien uno de ellos (o los dos) pueden ser comprados, procedentes de donadores anónimos. O sea, ese niño al crecer sabrá que a sus padres biológicos sólo les importó el dinero que recibieron a cambio de "donar" sus gametos, pero nunca pensaron con amor en él.

 

La mujer que presta su útero posiblemente pueda sentir afecto por el niño que lleva en sus entrañas, pero no tiene un verdadero amor. Ese niño sabrá que en el primer ultrasonido que se vio latir su corazón, su portadora simplemente "reportó" que el embarazo iba bien.

 

Finalmente, es adoptado (en el caso de la fecundación heteróloga). Hace falta entender bien qué es la adopción. Decimos que la adopción es algo bueno, porque remedia algo malo: que un niño ya nacido y que no tiene padres, ahora pueda ser recibido como hijo.

 

Pero este es otro caso, no se "remedia" algo malo, sino que se "provoca" algo malo: se produce a un niño para ser adoptado. En lugar de adoptar un niño ya nacido, se genera una especie de huérfano, que posteriormente será adoptado.

Celebramos la vida, y nos alegra cada nacimiento. Pero vemos que hay casos que no son los ideales, como un embarazo no deseado (que termina por abandonar o ceder al hijo) o la muerte de los padres. Nos alegramos con el nuevo ser humano, pero sabemos que sus circunstancias fueron difíciles: no conocer a los propios padres, saberse gestado con poco amor.

 

Lo que hace esta nueva ley es hacer que esas duras circunstancias ahora puedan ser producidas bajo supervisión médica y legal. Se aplica muy bien el refrán: "aunque la mona se vista de seda, moda se queda". Aunque se legalice la renta de útero, inhumana se queda