Por: Antero Duka
Noviembre / 2010
20 de noviembre de este año, México celebra el centenario del inicio de una batalla que, se dice, aún no ha terminado. Se trata de la Revolución Mexicana, un movimiento que aunque perseguía fines nobles, como la libertad, la democracia y la justicia, sembró las semillas de los grandes males políticos y sociales con los que hoy convivimos.
La Revolución Mexicana es un acontecimiento de nuestra historia que trajo consigo no sólo el enfrentamiento entre los mexicanos, sino que propició la desarticulación de la estructura económica que entonces imperaba en México, y que lejos de favorecer a las clases que luchaban, las hundió aún más en la miseria y la incertidumbre.
El problema de la Revolución nace en la equivocada concepción que se tiene de la misma. En 1910 los mexicanos no pelearon una revolución, pelearon por diversos proyectos de revolución, que se distinguieron entre sí por la visión del movimiento que cada uno poseía.
Tras la caída del régimen de Porfirio Díaz, los llamados "líderes revolucionarios" se encontraban divididos, pues cada uno peleaba para que su proyecto de nación se llevara a cabo; mientras Emiliano Zapata y Francisco Villa tenían una visión social del movimiento, Madero tenía una visión política. Por otra parte, los revolucionarios se enfrentaban contra aquellos que querían reinstaurar el régimen de Porfirio Díaz.
Además de esta división –que provoca la falta de acuerdos y, por tanto, la ingobernabilidad de la nación– en donde impero la atávica desunión que nos caracteriza, la Revolución Mexicana tiene grandes "peros", en los que pocas veces nos detenemos a pensar y que aún en nuestros tiempos nos afectan enormemente. A continuación, algunos de los aspectos negativos que el movimiento provocó:
· La división del poder: cuando Madero llegó al poder no disolvió el congreso que Porfirio Díaz había formado, lo que provocó un enfrentamiento entre el Ejecutivo y el Legislativo, que se traduce en falta de gobernabilidad.
· El inicio de la burocracia: la razón principal de la lucha de los campesinos era el reparto agrario, principio ante el que Madero se pronunciaba en contra. Cuando éste subió al poder, la presión de los campesinos era tal que creó el Departamento Agrario, una dependencia para que los campesinos tramitaran el reparto de tierras; sin embargo, el engorroso y burocrático proceso hacía imposible que los campesinos las obtuvieran.
· El sindicalismo vendido al gobierno: el sindicato, que tiene la tarea de hacer presión, nació teniendo al interior influencia directa del gobierno, quien se encargaba de comprar al líder sindical para que la organización actuara conforme a sus intereses. La Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), por ejemplo, recibía dinero del gobierno.
· La práctica del amiguismo: Cuando Plutarco Elías Calles subió al poder, buscaba depurar a los altos mandos que le fueran incómodos, y en su lugar ponía a amigos suyos. Con él nació la camarilla de "robolucionarios" que se adueñó del poder. Posteriormente, y ya bajo la tutela de Lázaro Cárdenas, lo traicionaron mandándolo al exilio.
· Y subió al poder Lázaro Cárdenas del Río –el "trompudo", como le llamaban— y la camarilla de "robolucionarios" citada, que como se dijo nació cobijada balo el manto de don Plutarco –"El Jefe Máximo de la Revolución", mote que ellos mismos le pusieron--, que los apoyó, pero cuando se afianzaron en el poder, traicionaron a su "Jefe" y lo mandaron al exilio. Esta mismo camarilla, ya bajo la estafeta de don Lázaro, y desvirtuando totalmente al movimiento sindicalista, crearon la casta de líderes mafiosos y corruptos con el propósito de controlar a las "masa proletarias y campesinas" –como les llamaban-- que tanta daño le han hecho a México. Al conjuro de controlar a las "masas" campesinas y proletarias, crearon la CTM, la CNC y la CNOP, las tres: brazos del partido que lo quería todo, y todo lo tuvo durante siete largas décadas. Cabe anotar que, con estos tres brazos poderosos nació el corporativismo que tanto daño le ha hecho a México.
· Llegar a la presidencia implicó en varios casos, no la lucha limpia por el poder, sino una guerra sucia que encontraba su fin con la muerte del oponente.
· El engaño de la democracia: Durante el periodo de Álvaro Obregón –por cierto, como dijera Antonio Díaz Soto y Gama, el mejor presidente que México ha tenido aunque le pese a los imbéciles-- el número de partidos creció exponencialmente hasta llegar al número de 200; este fenómeno se dio bajo la premisa de que entre más partidos existieran, más democracia había. Pero esos intentos sucumbieron ante la poderosa camarilla de robolucionarios.
· Profunda crisis económica: debido a la lucha armada, las cuestiones económicas en México se agravaron debido a los gastos de guerra y a las presiones financieras que Estados Unidos hacía por el pago de la deuda.
La Revolución Mexicana afectó el comercio interior, pues provocó la destrucción de transportes y vías de comunicación, provocó una caída en la producción agrícola, industrial y minera, y la fuga de capitales.
La situación económica del país empeoró porque cada facción revolucionaria emitía papel moneda de circulación forzosa, lo que trajo como consecuencia la inflación y el caos. Se paralizaron las minas y cerraron las fábricas y comercios; los campos fueron abandonados y el desempleo aumentó, además de que la seguridad en los trabajos era nula.
Hubo escasez de alimentos y alza en precios de los mismos; como en todas las guerras, las epidemias no se hicieron esperar. Algunas zonas del país quedaron aisladas con la destrucción de los ferrocarriles y las vías; y la inversión extranjera manifestaba gran desconfianza.
En resumen, la Revolución Mexicana provocó un gran deterioro de la economía de nuestro país, lo que provocó la desconfianza de la gente, que terminó en descomposición social. El gran reto que el movimiento armado dejó a las generaciones que siguieron fue la reconstrucción de una nación que tenía una sociedad agotada y una economía dañada; además de la restauración de la unidad del país, que aún hoy sigue pendiente, al igual que otros propósitos por los que en ese entonces se peleó.
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