sábado, 20 de marzo de 2010

Abusos sexuales

 

Por: Querien Vangal

Marzo / 2010

 

La ministra de Justicia, Sabine Leutheusser-Schnarreberger, acusa a la Iglesia católica en Alemania de obstaculizar las sanciones penales previstas en casos de abuso sexual. Según la ministra, en particular en las escuelas católicas se daría un muro de silencio que haría difícil u obstaculizaría las investigaciones sobre los delitos.

 

La afirmación de la ministra es falsa y difamatoria. En el caso de la diócesis de Ratisbona la rechazo de la manera más absoluta. Pido al Ministerio que presente la prueba de su acusación, según la cual, la Iglesia obstaculizaría las investigaciones. Si no puede ofrecer esta prueba, le pido que no manipule su autoridad con abusos de este tipo.

 

En la diócesis de Ratisbona, así como en otras diócesis de Alemania, según las directivas de la Conferencia Episcopal Alemana, toda indicación sobre un delito de abuso se examina inmediatamente con cuidado. Si se refuerza la sospecha, pedimos al presunto culpable que se autodenuncie. Si el presunto culpable no lo hace, la diócesis informa al fiscal.

 

La Iglesia católica se busca hacer justicia a la víctima. Si, en contra de nuestra recomendación, una víctima decide que no quiere presentar su denuncia, actuamos según la voluntad de la víctima. No existe la obligación de denunciar.

 

No cabe duda de que este delito, que es malo por donde quiera que se vea e independientemente de quien lo cometa, pero no se debe soslayar el hecho de que es producto neto de la condición humana.  Sin embargo es cierto que los delitos varían en su dimensión de acuerdo con quien lo cometa.   A los ojos y mente humanos, no tiene la misma dimensión un delito, cualquiera que sea, si es cometido, por ejemplo, por un profesionista que por un peón.  El hecho en sí puede ser el mismo, pero la ejecución es diferente.

 

En el caso en comento, los sacerdotes, por su preparación cultural y moral, y en forma muy importante por su posición en el contexto social, están mucho más obligados a guardar una conducta incólume.  La pederastia es una acción condenable por donde quiera que se le vea, pero lo es más si la comete un sacerdote.  Esto argumento es irrefutable.

 

Que todos los seres humanos estamos expuestos a cometer errores, muchos de ellos garrafales, si, pero no todos tenemos la misma responsabilidad, depende del desarrollo cultural y posición social.

 

Ante la sociedad, la Iglesia Católica hace muy mal en cobijar a los sacerdotes pederastas, deben ser juzgados y calificados en proporción a su nivel cultural y responsabilidad ante la sociedad.

 

Los sacerdotes que han cometido ese abominable delito estén más obligados a observar a aquella máxima: "no es tan malo cometer errores como no reconocerlos y enmendarlos."

 

 

«El hombre sin honra peor es que un muerto»

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