Por: René Mondragón
septiembre / 2009
Poco a poco fueron llegando. La cuarteta para la "dominada" estaba prácticamente lista. Don Sebas hacía pareja con el Licenciado De la Alameda, y Gonzalitos, por primera vez, haría pareja con la señorita Isis.
– ¿Ya oyeron lo que está pasando con los nuevos libros de texto?, dijo la señorita Isis, al tiempo de lanzar su primera ficha.
– ¿Y 'ora, qué pasa con los dichosos libros de texto que nunca han sido gratuitos?, atajó De la Alameda.
– Pues eso mismo, queridos amigos, apuntó el peluquero analista. Que ésa, ha sido la misma cantaleta desde don Adolfo López Mateos, pasando por Echeverría, López Portillo y Salinas, hasta llegar a don Poncho Lujambio. Hasta parece que estamos hablando de los diputados en San Lázaro: Nadie sabe con precisión para qué sirven, pero nadie se atreve a quitarlos, porque algún día a alguien se le ocurrió que eran necesarios.
– Pues, con toda franqueza señores míos, argumentó el Abogado De la Alameda, a mí me parece que el dineral que se gastan en los dichosos libros, mejor deberían emplearlo en aumentar los equipos de "Enciclomedia", que son mucho más completos, más actuales y sin tantas burradas.
– Estimado jurisconsulto, ¿cómo se le ocurre a usted hablar de esa forma de los libros que ilustran el saber de la niñez mexicana?, dijo la señorita Isis.
– A ver, a ver, señaló Gonzalitos, más despacito que hoy ando como de lento aprendizaje. ¿Cuál es el problema con los libracos esos?
– Permítanme salpicar un poco mi comentario. Don Sebas detuvo la partida de dominó para acomodarse su inseparable corbata de moño. Ya se habla de reponer –por distintas fallas de todo tipo– la edición de los libros de texto. Eso implicaría un gasto de 166 millones de pesos, de acuerdo con lo que dijo la Conaliteg.
– Pero mi ilustre artista de la tijera, ¿cuál es la razón para "reponer" los libros de texto?; y una pregunta adicional: ¿Por qué nunca antes se había presentado un problema así?, cuestionó doña Isis.
– Voy a intentar una sola respuesta para sus dos interrogantes, apuntó el fígaro. Primero, porque como los libros fueron una "genialidad presidencial", pues a ningún mortal en su sano juicio se le hubiera ocurrido decirle al primer priísta de la nación que los libros de texto resultaban un verdadero bodrio. Por eso también, el hecho de que nunca se haya presentado un problema con ese tema. Sin embargo, hay que recordar que tanto López Mateos como Luis Echeverría, tuvieron otra idea "magistral": Ideologizar a las niñas y los niños, mediante los propios libros.
– O sea, don Sebas, que los libritos esos, ¿traen varios problemitas?
– En efecto Gonzalitos. Sólo que no los llamaría "problemitas", sino errores garrafales, imprecisiones imperdonables y una que otra rebuznancia de primera magnitud.
– ¿Cómo qué, don Sebas?, acotó nuevamente Gonzalitos.
– Verán ustedes, dijo el peluquero del barrio, en tanto servía una nueva taza de café chiapaneco con un toquecito de canela. En los libros de primero y de sexto de primaria no se habla ni de la conquista, ni de la época de la colonia. Pero adicionalmente, hay que entender que se tendrán que reponer 27 millones 706 mil 600 libros, tal y como lo dijo uno de los empleados de don Poncho Lujambio, que se llama Fernando González Sánchez, que trabaja en la SEP como yerno de Elba Esther Gordillo Morales. Perdón, que trabaja en la Secretaría como subsecretario de quién sabe qué cosa.
– Pero, ¿quién dijo que los libros estaban tan mal?
– Señorita Isis, dijo don Sebas, fueron los representantes de los Consejos en las materias de español, matemáticas, ciencias, artes, lenguas extranjeras, tecnología y formación cívica y ética, los que le dijeron al primer yerno de la Secretaría que los libritos estos –que además, ya se repartieron– son "deficientes y constituyen un daño severo a la educación básica", porque traen "problemas estructurales, conceptuales, y didácticos". O sea, que en términos reales, no sirven más que pa'l reciclaje
«La vanidad es la gloria de los pobres de espíritu»
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