jueves, 10 de diciembre de 2009

El síndrome foxiano: el lapsus Villalobos

 

Por: Luis Villegas Montes

noviembre / 2009

 

 "El valor de un acto se juzga por su oportunidad".

 

A esta afirmación de Lao Tse Tung, yo agregaría que la reflexión profunda debe anticiparse al ímpetu… Por eso, luego de un análisis concienzudo, creo y siento que es este el momento oportuno para cerrar un ciclo y caminar hacia nuevos derroteros".

 

Toda proporción guardada, al Presidente Fox no le perdonaron, jamás, el asunto ése del "Borgues", cuando debió pronunciar "Borges"; así, sin "u" intermedia que suavizara el sonido.  Cosa similar sucede con los comentaristas deportivos que le dicen al jugador de futbol Bogueti en lugar de Bogeti com es su apellido, y ni quien les diga nada.

 

Me llama la atención no haber leído ni una línea, ni una, ya no de mofa, por lo menos de azoro, respecto de la risible declaración del talentoso y original ex-Secretario de Fomento Social de Chihuahua, el "Señor de las Asociaciones Civiles", ingeniero e ingenioso, don Óscar Villalobos Chávez.

 

Porque está bien confundir la pronunciación de un apellido más o menos extraño ¬–¿a cuántos Borges conoce usted?– e incluso, el dislate se puede explicar de muchas maneras: desde los improbables nervios o la ignorancia supina ¬–por supuesto– hasta el "lapsus" inconveniente del que todos hemos sido víctimas.

 

Pero en un discurso leído y preparado para la ocasión, ¿cómo se explica o exculpa confundir a Lao Tsé con Mao Tse-Tung?

 

Cierto, existen coincidencias indiscutibles: los dos son chinos, ésa es una; la otra es que entre "Lao" y "Mao" la diferencia es mínima, apenas de una grafía y no se olvide que de la "l" inmediatamente después va la "m".

 

Pero, ¿y el "Tung" de sobra? Luego de esas similitudes nada hay que los asemeje. Nada.

De Lao-Tsé (también conocido como "Laozi" o "Laocio", que en chino quiere decir: "Viejo Maestro") se sabe poco; es más ni siquiera existe la certeza de que haya vivido. Como en el caso del bardo Homero (el de "La Ilíada", no Simpson) que su existencia histórica se discute aún.

 

Según la tradición, vivió en el siglo VI a. C., sin embargo, no falta quien sostenga que vivió en el IV a. C. Se le atribuyen varios escritos, entre ellos, el "Dao De Jing" (o "Tao Te Ching"). Por cierto, el de "Lao-Tsé" ni siquiera es nombre, sino más bien un título honorífico; según algunos, su nombre propio era "Ĕr" y su apellido "Lĭ", por lo que su nombre de pila sería: "Lĭ Ĕr".

 

Pero ésas son minucias. Lo relevante es que su obra ha influido por siglos el pensamiento chino. Su escrito, el citado "Dao De Jing", es un auténtico tratado filosófico que aborda multitud de temas dignos de profunda reflexión, que incluye incluso técnicas de buen gobierno. Entre sus pensamientos destacan:

 

  • El concepto de wei-wu-wei, "acción a través de la inacción".
  • La noción de que la violencia debe ser evitada.
  • Que el exceso de leyes y reglas hacen más difícil el manejo de la sociedad, ya que oprimen las libertades de los pueblos, entre otros.

 

La frase que inicia estos párrafos: "El valor de un acto se juzga por su oportunidad" es de Lao Tsé, el filósofo chino evanescente.

 

En contrapartida, de Mao Tse-Tung (también conocido como "Mao Zedong" o simplemente como "Mao") se sabe todo: Nació en el seno de una familia de trabajadores rurales, en la provincia de Shaoshan, Hunan, un fatídico 26 de diciembre de 1893; y a Dios gracias, murió en Pekín un flamante 9 de septiembre de 1976.

 

Mao fue el máximo dirigente del Partido Comunista de China (PCCh) y de la República Popular China; con él y por él, el PCCh llegó al poder en 1949 y se proclamó la República Popular, luego de una cruenta Guerra Civil entre sus fuerzas y las de la República de China a cargo del generalísimo Chiang Kai-shek.

 

Mao era un marxista-leninista –"made in China"– porque su ideología contaba con matices propios basados en las características específicas de la sociedad china, muy diferente a la europea. En teoría, el comunismo de Mao concedía un papel fundamental a la clase campesina como eje de la revolución (a diferencia de la Revolución Rusa que centraba el eje de la acción en el proletariado).

 

Escribí "en teoría" porque en los hechos Mao fue un asesino peor que Stalin y un caudillo más ególatra que Hitler. Un solo dato: Sin ponerse de acuerdo en las cifras, los historiadores hablan de entre 10 y 70 millones de compatriotas suyos muertos como consecuencia, directa o indirecta, de sus campañas políticas (y no estamos hablando de una "guerra" o de una "revolución" sino de una inmensa, continuada y terrorífica "purga").

Como se ve, cualquiera de los enunciados anteriores podría haber servido a los propósitos del talentoso y original ex-Secretario de Fomento Social, el "Señor de las Asociaciones Civiles", ingeniero e ingenioso, don Óscar Villalobos Chávez. Incluida la del peligro que encierra leer muchos libros.

 

Así, no se habría librado de decir tarugadas pero, por lo menos, nos quedaría el consuelo de saber por qué dice lo que dice.

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«La vanidad es la gloria de los pobres de espíritu»

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