martes, 1 de diciembre de 2009

Los niños héroes, ¿mito o realidad?

Por: Antero Duks

septiembre / 2009

 

El mes de septiembre es significativo para México, pues celebramos importantes efemérides, como el grito de Dolores (el 16 de septiembre de 1810), la entrada del ejército de las Tres Garantías o Trigarante (el 27 de septiembre de 1821) a la capital; la toma del Castillo de Chapultepec (el 13 de septiembre de 1847) y la de la Ciudad de México, al día siguiente, en el marco de la guerra entre Estados Unidos y México.

La toma del Castillo, en ese entonces Colegio Militar, representa uno de los episodios más tristes de nuestra historia, ya que fue la única vez que no se llevó a cabo el tradicional grito de "¡Viva México!" desde el Palacio Nacional, ubicado en el centro histórico de Ciudad de México.

El objetivo de la guerra por parte de Estados Unidos era obtener los territorios de Alta California y Nuevo México, por lo que el ejército estadounidense, bajo el mando del General Winfield Scott, atacó el Castillo de Chapultepec.

Y es a partir de la invasión estadounidense que surgen los llamados Niños Héroes, nombre con que se les denomina a los principales defensores del Colegio Militar de México, jóvenes cadetes, adolescentes y niños que formaban el batallón a cargo de Nicolás Bravo, y resistieron la agresión al colegio, incluso peleando cuerpo a cuerpo.

Entre los Niños Héroes más reconocidos –pues en realidad fueron muchos más– se encuentran: Juan de la Barrera, Juan Escutia, Agustín Melgar, Fernando Montes de Oca, Vicente Suárez, y Francisco Márquez, estudiantes del Colegio Militar que tenían entre 13 y 17 años.

Sin embargo, el heroísmo de los Niños Héroes ha sido cuestionado en múltiples ocasiones, pues existen diversos rumores a su alrededor –que aún no se han esclarecido–. Éstos van desde que si en verdad existieron o si son un simple invento para promover el patriotismo, hasta cuál era la verdadera razón de que estuvieran en el Castillo de Chapultepec.

Uno de los hechos más cuestionados es el de Juan Escutia, quien al ver la inevitable derrota, tomó la bandera nacional y desde una de las torres del castillo se lanzó al vacío para evitar que el lábaro patrio cayera en manos del enemigo. Para diversos historiadores este hecho es una falacia, ya que no hay evidencia histórica de su inscripción como cadete en la institución.

También se ha dicho que la razón de que los cadetes se encontraran en el Colegio Militar en el momento de la Invasión era porque cumplían un castigo y que al estar el Castillo casi vacío, optaron por pasar un buen rato y emborracharse.

Pero a decir verdad, éste es uno de los rumores más difíciles de aclarar, por lo que debe de ser tratado con cautela, pues puede basarse en chismes y no hay manera de corroborarlo.

Asimismo, se cuenta que el general estadounidense Worth presenció cómo Agustín Melgar defendió la sala central del castillo, fue herido por varios balazos y bayonetazos, por lo que el extranjero se conmovió profundamente, levantó el cuerpo de Melgar, le besó la frente y ordenó a sus hombres que le prestaran todos los esfuerzos posibles para salvarlo, aunque no lo lograron.

A pesar de todo lo anterior, los hechos que sí están comprobados son los siguientes:

El entonces presidente de Estados Unidos, el general Grand, calificó esta guerra como la más injusta de la historia, por haber combatido contra "niños" (dado que por sus edades en realidad eran jóvenes).

El ejército estadounidense ganó cada una de las batallas hasta llegar a la Ciudad de México.

A quienes conocemos como "Niños Héroes", sí pelearon en esa batalla, ya que ahí estaban sus cuerpos.

Durante el gobierno de Santa Anna no se les rindió ningún honor, sino que fue hasta el último año del mandato del presidente Juárez, en 1872, cuando se exaltó el patriotismo de estos jóvenes.

Miguel Miramón, uno de los Niños Héroes que sí sobrevivió, en la guerra de Reforma sirvió a las órdenes del general Osollo, y muerto éste, fue nombrado general en jefe del ejército conservador, para después convertirse en el presidente más joven que ha tenido nuestro país, a la edad de 27 años.

Además, Miramón fue derrotado por los liberales y desterrado en diciembre de 1860. Años después, regresó para ofrecer sus servicios al imperio de Maximiliano y desempeñarse al lado de este emperador que fue fusilado en el Cerro de las Campanas en Querétaro.

En 1906 se construyó un monumento en homenaje a los niños héroes en las faldas del Castillo de Chapultepec, tomando a seis de ellos como sus máximos exponentes. Este monumento se inauguró en 1952 y desde entonces en ese lugar los días 13 de septiembre se rinden honores a los llamados Niños Héroes.

En este sitio, conocido como el "altar de la patria", se supone que están enterrados estos jóvenes; sin embargo, después de la batalla fue imposible recuperar sus cadáveres, eran muchos los muertos y cada uno de los cadetes falleció en un lugar distinto en medio del caos y la confusión, por lo tanto, el monumento es tan sólo un lugar para recordar sus hazañas.

Es importante que como mexicanos conozcamos el contexto detrás de nuestras efemérides y no nos dejemos llevar por la historia oficial ni los rumores que en ella abundan. Hay que ser críticos.

  

«Por mi patria hablará la razón de la justicia»
 



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